Mensajes Infieles

16 de diciembre de 2009



Los teléfonos celulares delatan las infidelidades conyugales.

Hace poco manejaba con rumbo a mi casa después de una extenuante jornada de trabajo cuando escuché por la radio una nota que me llamó la atención: «Un estudio realizado en Australia demostró que los teléfonos celulares delatan las infidelidades conyugales: de acuerdo con la investigación, alrededor del 50% de quienes revisaron los mensajes de textos o e emails privados de sus parejas, descubrieron infidelidades o al menos flirteos», dijo el locutor, palabras más, palabras menos.

«El estudio —continuó el del micrófono—, realizado entre 500 usuarios de celulares de 18 a 29 años de edad, arrojó que el 73% de los encuestados encontró cosas que hubiera preferido no saber y el 10% terminó su relación tras descubrir los mensajes».

La encuesta (encargada por Virgin Mobile) también indicaba que en el 60% de los casos los celulares son revisados mientras sus dueños se duchan.

Sentí lástima por aquellos desdichados y me consideré afortunada porque yo nunca había encontrado nada. Entonces recordé que quizás era porque jamás había hurgado en el celular de mi marido — bueno, sólo una vez, pero no había encontrado nada de qué preocuparme.

Llegué a casa y la idea no me dejaba de dar vueltas en la cabeza; algo me decía:
— ¿Porqué no lo revisas?
— ¡No me respondía tratando de calmarme —, yo confío en él.
— Pero el 50%... — continuaba mi cabeza.
— Mi caso es distinto — me interrumpí.
Finalmente me sumergí en la lectura de las obras completas de Schopenhauer y olvidé el tema. Para mi mala suerte, días después mi marido olvidó su celular en casa y cuando llegué, sólo por no dejar y demostrarle a mi conciencia que yo tenía razón, revisé los mensajes: todo parecía ir en orden hasta que me di cuenta que el nombre de una mujer aparecía muy seguido.

Lo confieso: no resistí la tentación y comencé a leer los mensajes: «Ke (sic) linda te ves de rojo», «Gracias por el concierto»... No les quiero contar lo que le dije a mi marido cuando llegó, tan campante como todos los días. Lo único que atinó a responder fue que los mensajes estaban fuera de contexto.
—jNo te creo! — le respondí y me encerré en mi cuarto, donde precavidamente (no me fuera a ocurrir lo mismo) revisé mi celular para ver los mensajes que yo había recibido o había mandado. «Si cuando llegas no te respondo, espérame porque me estoy bañando», me escribió un amigo al que había quedado de ver en su casa para ir juntos a cubrir un evento. Upss, mejor lo borré. Seguí y encontré este: «Te estoy esperando, no tardes mucho porque ya no aguanto», me escribió el del despacho de al lado de mi oficina, quien necesitaba la llave del baño para entrar. También lo eliminé.

De acuerdo con la maestra en psicoanálisis Ana Lorena Ramírez, del Instituto de Investigación en Psicología Clínica y Social (IIPCS), la tecnología ha venido a simplificar la interacción entre los seres humanos, pero esta misma sencillez posibilita que un mismo mensaje pueda tener distintos significados según su con texto.
—Dicen que el que busca encuentra, y si quiere buscar es porque seguramente algo pasa en su relación que lo hace sospechar y el mensaje le confirma la idea que ya tenía. Lo mejor en estos casos, antes o después de revisar el celular, es platicar con la pareja sobre los problemas y las sospechas que se tienen, pues la desconfianza puede generar conductas muy obsesivas como no poder conciliar el sueño si antes no se revisa el celular; además, cualquier conducta o mensaje, por más inocente que sea, será malinterpretado —explica la especialista.

Después averigüé que algunas agencias ofrecen, vía Internet, reglas para no ser descubierto cuando se es infiel, como borrar de la memoria los mensajes, usar una línea distinta o bien, si el susodicho o la interfecta llaman cuando se está con la pareja, fingir que se trata de una llama da de trabajo.

La psicoanalista Ramírez añade que cuando alguien engaña a su pareja tarde o temprano será traicionada por su inconsciente y olvidará su teléfono, o simplemente no borrará los mensajes, pues en el fondo desea comunicar el hastío que siente de la relación. Aun que también puede ocurrir que los mensajes sean completamente inocentes y por esa razón no se tenga el cuidado de borrarlos, tal como argumentó mi marido.

—En una relación de pareja se confía o no se confía —concluye la analista. En mi caso opté por confiar, pero por si acaso de vez en cuando reviso el celular de mi esposo: no vaya a ser la de malas y yo ni enterada.

Por Yleana Dotti
Como se publicó en la Revista Sanborns

2 comentarios :

Mirón dijo...

TIGER WOODS VENDEME TU CELULAR

Checoblog dijo...

¿Lo quieres con chip o sin chip?