Carmen Salinas Locutora

30 de enero de 2014



La actriz fue homenajeada por su trabajo como locutora de radio y televisión por la Asociación Nacional de Locutores de la Ciudad de México.

Carmen Salinas recordó sus inicios artísticos en su natal Torreón, Coahuila, donde trabajó en radio como locutora sin cobrar sueldo alguno.

“Mis inicios fueron en mi tierra, en Torreón, en la radio, en la XEDN y XETV, no me pagaban, vivíamos de lo que llevaba mi mamá y mis hermanas mayores, y ya cuando empecé a trabajar pude hacer fuertecita a mi jefecita”, recordó.


Como se publicó en el diario Basta!

Es por eso que Dios creó a la Radio

26 de enero de 2014



(Sigue musica y baja a fondo)

- Locutor - ¡Jovenessssss! Ahora les presentamos a estos chamacos del sur de Los Ángeles, California, que se hacen llamar los Niños Playeros con su mas reciente éxito dedicado al gritón de la casa.

¡Súbele a tus bocinas!¡Este grupo puede pegar!



Sintonizando a la última estrella
desde el tablero de mi auto
Buscando a las 7 un botón
que me lleve al paraíso
Capturando recuerdos desde la lejanía,
En mi coche

Es por eso que Dios hizo a la radio
para sintonizarla donde quiera que vas
Hizo un movimiento con su mano
y nos regaló el rock and roll
La banda sonora del enamoramiento.
Es por eso que Dios hizo a la radio

Siente la musica en el aire
y encuentra una canción que
te lleve hasta allá,
es el paraiso al levantar mi antena
recibiendo tu señal como una oración.

Es por eso que Dios hizo a la radio
para sintonizarla donde quiera que vas
Hizo un movimiento con su mano
y nos regaló el rock and roll
La banda sonora del enamoramiento.
Es por eso que Dios hizo a la radio

Haciendo de esta noche una celebración
transmitiendo el amor y el atardecer
a toda una nueva generación,
Una nueva generación.

Es por eso que Dios hizo
Es por eso que Dios hizo
Es por eso que Dios hizo a la radio

Para enamorarse.

Incógnita



Hace como 12 años, cuando comenzaba a descubrir internet, uno de mis primeros correos fue para Claudia Segura. Le pregunté algo sobre Radio en México.

Nunca recibí respuesta y han pasado tantos años que olvidé cual era la pregunta.


Fantasías Míguel

19 de enero de 2014


Cada vez que acompaño a mi señora a Fantasías Míguel viene a mi memoria este anti comercial Radioactivo:




La Castañeda - “El Mixcoac de mis recuerdos…”

14 de enero de 2014

Las reminiscencias de la señora Guadalupe Martínez de Ritz sobre su infancia en el Mixcoac de los años veinte del siglo pasado, comprenden la entrevista que presentamos a continuación. Se refieren al pueblo de los apacibles callejones y nuevas calzadas; el de los establos y huertas de árboles frutales; el de los jardines e iglesias; el que ya era recorrido por los nuevos tranvías eléctricos y en el que se detenían los trenes que iban a los pueblos más alejados que rodeaban la ciudad. El Mixcoac del legendario barrio de San Juan con su placita llena de plantas, su Santuario de la Virgen de Guadalupe y la vieja y adusta casona decimonónica que fuera hogar del prócer liberal Valentín Gómez Farías, y que ahora alberga al Instituto Mora.

El relato está salpicado de anécdotas y vivencias, a veces con un asomo de nostalgia por los tiempos idos, y a la vez con ese entusiasmo vivaz y esa frescura de la memoria no inmediata, que a menudo permite viajar por los recuerdos de los primeros años y evocar nítidamente los lugares, las personas y los hechos que dejaron huella y que se observaron a través de los prismas de la niñez.

Así, doña Guadalupe Martínez nos transporta por el tiempo al barrio de San Juan y nos muestra el devenir cotidiano de una familia de clase media que vivía muy cerca de la plaza, enfrente de la casa de don Irineo Paz, el abuelo porfiriano de Octavio Paz y junto a la huerta donde fuera sepultado don Valentín Gómez Farías porque la iglesia impidió su inhumación en el camposanto.

Es un conjunto de recuerdos que nos permite visualizar un rincón de los alrededores de la ciudad; un espacio donde transcurre el devenir cotidiano del Mixcoac aún campirano y en el que se refleja la problemática política encarnada en la persecución religiosa que vivió la ciudad en los años posrrevolucionarios. Encuentran también un lugar los fantasmas, las leyendas del barrio y las festividades, así como las calles, las plazas y las escuelas, mucho de lo cual ha logrado sobrevivir al paso del tiempo, a pesar de los cambios vertiginosos sufridos por la gran ciudad.


Graziella Altamirano Cozzi / Instituto Mora




Avenida de los insurgentes a la altura de Mixcoac


Nací el 4 de octubre de 1918 en la colonia San Rafael. Mi padre fue el abogado Juan Martínez y mi madre, Victoria Meana, dedicada al hogar, como en aquél entonces. Llegamos a Mixcoac porque mi papá tuvo un accidente, al poco tiempo murió, mi mamá quedó viuda y en Mixcoac vivían mi abuelita con sus otros hijos que eran solteros. Mis tíos y mi abuelita ya no quisieron que mi mamá regresara hasta la colonia San Rafael, que entonces estaba muy distante y le dijo: “no, tú ya no te vas”, porque yo tenía un año de nacida. Dijo: “qué vas a hacer con la niña”, entonces ya nos quedamos en Mixcoac.

Uno de mis tíos rentó una casa de ahí, enfrente a la casa de Octavio Paz, era el número 72 de la calle que se llamaba en esa época avenida Cuauhtémoc, ahora se llama Rubens, entonces, rentó esa casa muy grande que tenía huerta, un corral, una alberca, estaba muy bien esa casa. Ahí vivimos muy bien, se casó otra de mis tías, se casó uno de mis tíos, entonces ya quedamos nosotros ahí con mi abuelita. Vivimos hasta que tenía yo once años de edad. De ahí nos cambiamos a la calle de la Empresa, que es también paralela a Rubens. Casi vivíamos en la esquina de Augusto Rodin. Es el mismo rumbo, pero yo de lo que más me acuerdo es de cuando viví en Rubens porque, ¿cómo le diré?, entre más chica es una, como que recuerda con más claridad que cuando ya es una más grande.

Mi casa era… una casa muy grande, tenía siete ventanas. El zaguán y siete ventanas, entonces, adentro, teníamos un jardín. Primero… ya ve cómo eran los corredores para las puertas de las recámaras y de la sala y todo, era una sala enorme. El corredor y unas escalerillas y el jardín. Atrás del jardín estaba la huerta, una huerta enorme, teníamos hasta chirimoyas y casi todas las frutas conocidas, teníamos árboles frutales. Después, mi tío como hobbie puso su estadía, puso un establo, entonces empezaron a poner los macheros y acondicionar para el establo. Había en la zona varios establos. Había uno muy grande hacia adelante, para avenida Revolución.

En mi casa primero usábamos bracero, no estufa, era un bracero grande, muy bonitos braceros, que los lavaban porque eran rojos y diario era lavarlos, estaban bonitos, bonitos, pero fíjese, por ejemplo, mi mamá a las ¿qué?, supongamos a las 6 y media de la tarde, le decía a una de las mu- chachas: “ya prende la lumbre para hacer la merienda”, porque ¡se tardaban!… tenían que meter el carbón así, el ocote, un ocote prendido en la casita del carbón y ahí sople y sople hasta que prendía el carbón, así es que para las 8 que cenábamos desde las 6 y media prendían el carbón.

Enfrente vivía Octavio Paz, era más grande que yo. Ahorita yo tengo 84 años, él ha de haber tenido como 87 cuando murió, 87 u 88 cuando murió él, porque era un poco más grande que yo, pero él estaba siempre en mi casa por los árboles frutales, siempre, siempre. Mi mamá y la mamá de Octavio eran muy amigas, íntimas amigas, conocí a su papá, don Octavio, que en aquella época era diputado; a su abuelo, don Irineo Paz, que era también algo del gobierno, no me acuerdo, ya estaba muy anciano don Irineo cuando yo lo conocí. La casa era de don Irineo y de su hija Amalia, Amalia Paz y de Octavio, eran dos hermanos. Entonces, continuamente estábamos relacionados como vecinos. Vivían allí con los abuelos. Vivía allí toda la familia, don Irineo, Amalia, don Octavio, Pepa y Octavio chico. La mamá de Octavio se llamaba Josefina pero le decíamos Pepa, creo que se apellidaba Lozano, no estoy segura.

¡Ah! Y atrás de la huerta de nosotros, colindaba con la casa de Gómez Farías, exactamente. Desde la casa de Gómez Farías se podía ver mi casa. Era una casa muy grande, muy bonita. Ahora verá: junto a nosotros vivía una señora francesa, la casa de ella daba a la esquina del jardín y juntito, la casa de Gómez Farías, juntito, juntito.

Don Irineo, yo me imagino, porque no estoy segura, ¿eh?, yo no estoy segura, que murió al poco tiempo, porque yo lo conocí, pero ya después no, pero yo no me acuerdo cómo habrá muerto, pero del papá de Octavio, o sea de don Octavio dicen que una noche que venía un ferrocarril, que no saben si él se quiso subir a alguno de los carros del ferrocarril, o si se cayó, el caso es que el tren lo atropelló. Yo todavía vivía allí. Octavio, cuando murió su papá ha de haber tenido como doce años.

Ahí nos reuníamos mis primos y yo, nos reuníamos con Octavio Paz, con unos mucha- chos de la familia Ran- gel, que era de doctores, vivía junto a la casa de Octavio. Al doctor Rangel lo iban a ver todos los vecinos. Era un doctor general de todo, ahí no había pediatra, ni ginecólogo, ni nada, (risa) todo era lo mismo. Salíamos todos los niños a jugar. ¡Uy! Hacíamos travesura y media.

De la casa de don Valentín Gómez Farías había una leyenda y otra leyenda…Mire, de Gómez Farías se supo esto: que como había sido muy malo… yo le voy a contar lo que yo oía… que como había sido muy malo, cuando murió lo enterraban y al día siguiente estaba el cuerpo afuera del sepulcro, del panteón ¿no? Entonces, como lo volvían a enterrar y volvía a salir, lo volvían a enterrar y volvía a salir, posiblemente los enemigos de él eran los que lo sacaban, entonces los familiares lo mandaron embalsamar, lo embalsamaron y lo tenían ahí en su casa, en la sala de su casa sentado en un sillón de ruedas, …y alquilaron, como quien dice, a una señora Conchita para que cada ocho días le fuera a cambiar la camisa, la corbata, el traje, cada ocho días iba Conchita a cambiarlo. Total que un día Conchita no se fijó que una de las duelas estaba sumida, pisó la duela y se le vino el sillón de ruedas encima ¡Llevó un susto la pobre mujer! (risa) ¡Lo tenían allí en la sala! Eso no me lo contaron. ¡Eso lo vimos nosotros! Lo tenían ahí sentado, nos daba pánico ¿eh? Y luego nos decían a nosotros, nos contaban a todos que todas las noches –una leyenda fantástica ¿no?– que todas las noches a las 12 de la noche salía Gómez Farías en un coche de lumbre (risa) a dar la vuelta por todo el jardín de San Juan, por todo el jardín, y se volvía a meter a su casa. Claro que nosotros lo creíamos, pues era lo que nos contaban, éramos chiquillos, nos daba pánico pensar eso, pero era una leyenda que yo no lo creo, ahora ya, cuando crecimos decíamos “qué mentira, fueron mentiras”.

Otra leyenda era que espantaban en el zaguán de mi casa y les daba miedo pasar por ahí porque decían que se oían lamentos … ¡Había mucha leyenda en Mixcoac! ¡Muchísima! Pero espantaban, mire, ¿Le cuento? Hasta atrás, juntito a la casa de Gómez Farías en la pared, como quien dice, había un tejocote, un árbol de tejocotes pero que tenía el tronco que dábamos vuelta, jugábamos a los caballitos alrededor del tronco en una rueda, que no nos apachurramos una pierna (risa) porque Dios fue grande, porque era una rueda y nos subíamos en esa rueda a dar vueltas, entonces, los vaqueros del establo de mi tío empezaron a decir que ellos no se quedaban ahí en esos cuartos porque espantaban mucho en la noche y realmente si se quedaban ahí, los caballos que tenía mi tío, toda la noche era patear y quererse salir y todo, igual las vacas, todo. Era un ruidero en las noches porque nadie quería estar ahí, ni los animales. Pasó el tiempo, nosotros nos cambiamos, tiraron el tejocote y ahí encontraron el cadáver de un niño que era lo que espantaba, dicen, que era lo que espantaba, pero a mí eso no me consta ¿eh?, eran leyendas, ya le digo, y de Gómez Farías, sí, que espantaba.

La casa de Gómez Farías tenía el zaguán y unas ventanas a los lados… esa casa era más vieja…y nadie vivía ahí, sólo estaba el cadáver de Gómez Farías… Conchita no vivía ahí, nada más lo cambiaba, pero no vivía ahí. La casa estaba cerrada. Yo nunca vi que viviera nadie allí. ¡Nunca entré! ¡Ay! ¡No! ¡Ni lo quiera Dios! (risa) ¡No!, ¡No! ¡No! ¡Si le teníamos pánico! ¡Pánico! Nos pasábamos por este lado del jardín, pero por ese lado, no. El jardín de la plaza tenía una fuente en medio y muchas plantas, no había árboles grandes. Era muy bonito, muy bonito, pero le digo que nosotros cruzábamos así cuando mucho cuando entrábamos a la iglesia, pero acercarnos, ni de casualidad, nos daba mucho miedo.

Las compras las hacíamos en las tiendas que había cerca de la casa. Había allí en la esquina de lo que es ahora Augusto Rodin y la placita de San Juan, había una tienda grandota que se llamaba La Isabel, era de un señor español que se apellidaba Frutos. La tienda de don Frutos era la única que tenía teléfono. Todo mundo iba a hablar ahí, y a todo mundo le hablaban de ahí. Había un señor que era muy borrachín y él y otra borrachita, que era una señora muy rica, que tenía su esposo y todo, pero empezó a ser alcohólica y andaba como loquita, con un chal tapada así, y ella y el borrachito con tal de que les dieran las copitas, le iban a hablar a toda la gente que le hablaban por teléfono, “que le hablan a fulano, que le hablan a zutano”, a eso se dedicaban con tal de que les dieran las copitas. Luego, había otra tienda también grande, era la tienda de don Lupe. Había todo, todo lo que usted quería comprar. Había una panadería, era de don Álvaro, contraesquina de la iglesia….esa calle ya se llamaba la calle de Ceballos, la que da ahora al Parque Hundido.

Yo estudié en el Colegio Teresiano de Mixcoac, que estaba en la calle que ahora se llama la calle de Goya. Ese edificio lo expropiaron cuando era presidente Calles y secretario de Educación un señor Narciso Bassols. Expropiaron el edificio que era de una señorita que se llamaba Piedad Martell. Ahí pusieron después una secundaria, echaron a perder el edificio porque las madres del Teresiano lo tenían perfectamente cuidado y ahí en esa escuela iban personas de mucha categoría. En el Teresiano había internado, traían a las muchachas más ricas de la provincia. ¡Ah!, estaban también de interna la sobrina del arzobispo, una sobrina de Calles… de las principales, de mucho renombre.

Cuándo nos corrieron de la escuela, llegó una tarde Bassols con su séquito (risa) a decirnos que por favor saliéramos, que saliéramos todas de la escuela, pero las madres lo que decían era que ellas eran responsables de todas las niñas internas, las externas nos íbamos a nuestras casas, pero las internas, ¿cómo? ¿A dónde iban a ir? Entonces, empezó ahí la discusión y Narciso Bassols llamó a los bomberos que entraran y con la manguera nos querían sacar, pero no, no sacaron a nadie y eso lo irritó tanto, tanto, que entonces ha de haber pensado “que se queden aquí todas, internas y externas, nos clausuraron, ya no dejaron entrar a nadie y estaban los chamacos del Zacate, del colegio Zacatito y nosotras ahí. Los muchachos fueron a ayudar. ¡Ah! Y los del Colegio San Borja. Ese colegio estaba en la colonia del Valle, era también de hombres, pero ¿sabe qué? Que cortaron los teléfonos, cortaron la luz, estábamos sin luz, sin teléfonos, sin nada de alimento, entonces todas las mamás de las internas llevaban provisiones para que comiéramos y como la escuela estaba toda, toda, toda, la parte de arriba llena de soldados, todo, los soldados se quedaban con todo y nosotros no teníamos nada de comer, un día comimos un plátano dominico cada niña…

Las externas entrábamos a las 8 y media y salíamos a las 12, entrábamos a las 2 de la tarde y salíamos a las 5 de la tarde. A mí me llevaba una sirvienta de las que tenía mi mamá, alguna de ellas o a veces iba mi mamá por mí. Cuando tomaron el edificio, las madres empezaron a dar clases en las casas particulares, en mi casa daban clases. De ahí tomaron una casa en la calle de Sagredo, pero no les convino por x o y, entonces tomaron tres casitas en la colonia de la Florida, allá en Mixcoac, bueno, en lo que era ¿cómo le diré?, San José Insurgentes y por eso ahora se llama colegio de La Florida, por eso se llama así, por esas casitas. En esa época todavía los dueños de lo que es ahora San José Insurgentes eran dueños de una hacienda, los Reyes, yo fui alumna de la madre Paz Reyes, era dueña de la hacienda esa de San José Insurgentes, que es ahora, todo lo que es el parque de la Bola y todo eso, era de esa hacienda. En el colegio también tuve maestras de mucha categoría… la madre Concha Félix, de Sonora, era tía de María Félix, fue mi maestra. ¡Ah! Pues le digo, estudié comercio que era, después de sexto pasaba uno a comercio, pero no terminaba yo ahí cuando cerraron y entonces terminé yo en La Florida, en las casitas de La Florida, ahí terminé mis estudios de taquigrafía, mecanografía, lo que era comercio. Ya vivía en Empresa y, le voy a presumir, fui la única cuando nos examinamos de tercero de comercio, fui la única que salí con promedio de 100. Saqué examen oral 100, examen escrito 100, promedio 100. A mi mamá y a mi tío les mandaron felicitaciones, me daban una beca para la Escuela Nacional Bancaria, pero yo ya no, porque desde Mixcoac hasta Paseo de la Reforma, salir a las nueve de la noche de la escuela, no, no podía yo.

Había otras escuelas en Mixcoac. De hombres, El Zacatito y el Williams. El Teresiano era una gran escuela de puras niñas muy ricas, puras niñas… especiales, pues, porque aparte las madres tenían una escuelita de gratuitas, les decían las niñas gratuitas, que eran las pobrecitas. Junto a la escuela grande. Había también un asilo para niñas pobres que se llamaba el asilo de La Luz, ahí también en la calle de Goya.

En Mixcoac había tranvías y había camiones, empezó a haber camiones, pero los tranvías eran como más seguros, ay, nada más que… imagínese el tiempo que hacía uno de Mixcoac al centro en un tranvía común y corriente. ¿Como cuánto sería? Pues no calculo bien, pero si el rápido de Mixcoac lo tomábamos a las 8 y media, pongamos, y llegábamos a las 9 al centro, era media hora, y era lo más rápido, los trenes iban como muy lentos… Por allí por Mixcoac, pasaba el San Ángel, el Tizapán –no era Atizapán, era Tizapán-, el Mixcoac-Merced, el Mixcoac-Valle. La colonia del Valle la estaban construyendo, eran puros terrenos. Lo que es ahora el 20 de Noviembre, el sanatorio, era una hacienda que se llamaba Santa Rosa, era una hacienda y luego ahí pusieron el sanatorio 20 de Noviembre. ¿Sabe a cómo vendían los terrenos ahí? ¿Todo eso? A 50 centavos el metro.

En Mixcoac todo mundo se conocía… Estaba la casa de los Serralde, grandotota, después estaba un establo muy grande y después casas más humildes, chiquitas; había una carbonería, y casitas. Enfrente, vivía una de las familias más ricas de Mixcoac, la de los Guerrero. Luego, de la casa de ellos, ya seguía un terreno y estaba luego la vía donde pasaba el tren de Mixcoac-Merced. Por enfrente de la iglesia de San Juan pasaba el Mixcoac-Valle, y luego la otra vía que estaba en Revolución, había tres vías diferentes… Como casi no había casas ni nada de eso, apenas empezaban a hacer los asfaltos, para poner la avenida Insurgentes. Del otro lado estaba San Lorenzo, la iglesita, las casas así, puras casitas y el atrio de la iglesia. Dicen que había un panteón en el atrio de esa iglesita, yo no me acuerdo. Yo conocí un panteón, pero era el panteón de Guadalupe que estaba arriba de Nonoalco … haga de cuenta que se dividía con lo que es ahora Revolución. Era muy diferente, en primer lugar, para las vías de los trenes tenía uno que subir escaleras, no es como ahora Revolución pareja, había que subir unas escaleritas… como un andén, y lo mismo para ir al mercado, también, subía usted por el túnel del tranvía, subía usted una escalera para ir al mercado.

¡Ah! Y lo que ahora es el Parque Hundido eran ladrilleras, por eso está hundido porque de ahí sacaban los ladrillos y en tiempos de la persecución religiosa, que íbamos a comulgar, bueno en mi casa hice mi primera comunión y ahí en mi casa había misas casi diario, como entraban las personas a comprar la leche al establo, entraban a misa, entonces decían: “Ahí vienen ya los gendarmes”, “ahí vienen los gendarmes” y corrían todos y las muchachitas todas corríamos a las ladrilleras a escondernos (risa). Por mí, mandaban a alguno de los vaqueros del establo, lo mandaba mi mamá, se llamaba Genaro el hombre, “vaya a recoger a mi hija, está allí en la ladrillera”, en la ladrillera estaba escondida.

La iglesia de San Juan estuvo cerrada en esa época de la persecución religiosa. Los padres vivían en casas particulares. En mi casa daban misa. Mi mamá prestaba la casa para que dieran misa y entonces el padre iba ahí y se juntaban los vecinos. Había otras casas donde se daban misas. A nosotros nunca nos… bueno, que se hubieran llevado presa a mi mamá, o a mis tíos o algo, no, no, pero a otras familias sí se las llevaban presas…por prestar su casa. En mi casa no se los llevaron presos por el establo. Como entraban con sus frascos y salían con leche, veían que la gente compraba la leche, ahí iban a comprar la leche. Cuando oía uno “Ahí vienen los gendarmes”, el padre luego, luego se disfrazaba de vaquero, corría a donde estaban las vacas y se ponía a ordeñarlas. Los vaqueros ya lo conocían. Nunca lo encontraban, no había sacerdote. Inmediatamente que oía uno, quitaban el altar, el altar lo ponían en la sala de la casa porque era una sala grandota, ahí ponían el altar y ponían las sillas para que se sentaran, inmediatamente cambiaban todo, todo, todo guardaban todo, el mantel del altar y eso y ya… mucha gente se metía al comedor, ahí estaban desayunando y empezaban a servir el desayuno. Igual pasaba con las madres del Teresiano, cuando oían que venían los inspectores inmediatamente se ponían (risa), ¡Ay! Hasta me da risa, se ponían sus sombreros (risa), sus tacones y se disfrazaban como… (risa) pero se les veía el tipo de madres, hasta por encima.

Cuando mataron a Obregón estábamos en las clases, estábamos en clase cuando se oyó “ay, que mataron a Obregón, mataron a Obregón” y una de las muchachitas, hizo.. ¿se acuerda de la canción esa? ¿Cómo iba? Decía: “Del 17 de julio, Toral está en inspección, porque como han de saber, fue el que mató a Obregón, cuando le enseñaba la caricatura lo bien que había salido, el valiente Toral lo mandó a descansar” y todas la cantaban, todas las muchachas cantaban esa canción de cuando mataron a Obregón, ya le digo, y de la Madre Conchita que la mandaron a las Islas Marías, a Toral creo que lo mataron ahí, no me acuerdo, de la madre Conchita sí me acuerdo. Del padre Pro, fusilaron también al padre Pro. Toral iba en el coche de él que le había pedido prestado. Bueno, era un montón de problemas en aquella época, ay, eran muchos problemas. En mi casa decían que no lo hubieran matado porque iba a ser un buen gobernante, pero como estaban tan… con lo de Calles tan… yo creo que Calles lo mandó matar, yo creo y se rumoraba eso, que Calles lo había mandado matar que porque quería volver a ser otra vez presidente, bueno, ya había salido, creo ¿verdad? Creo que ya estaba para salir de presidente…

Yo conocí La Castañeda, iba yo, pero no me quedé nunca (risa), puede que si hubiera ido yo ahora, a lo mejor me quedaba (risa). Me iba caminando. La Castañeda estaba arriba del mercado, era muy grande, yo creo que todo lo que es ahora el fraccionamiento este…Torres de Mixcoac, todo eso… entraba usted… los domingos había cine y podía usted entrar, por 10 centavos podía usted entrar al cine en La Castañeda. Era como un paseo ir a La Castañeda para la gente que vivía en Mixcoac, iban los domingos al cine y a comprarle cosas a las locas… el administrador le vendía a usted todo lo que hacían las locas. Hacían cosas muy bonitas, los locos y las locas…Nada más que llegaba usted y luego, luego se pegaban… en el jardín y decían: “Oye, sácame de aquí porque yo no estoy loco, a mí me metieron mis familiares, pero yo no estoy loco, o yo no estoy loca”.

Yo ya después, ya no me gustaba ir, iba yo cuando era chica, pero ya después ya no, porque me ponía muy nerviosa. Iba yo con la señora Antuñano, me querían mucho, toda la familia Antuñano, entonces, pasaban por mí, yo casi vivía con ellos. La señora Antuñano era una señora muy conocida de allí de Mixcoac, era una cartomanciana, era un personaje muy famoso…, leía las cartas. Ella vivía en la calle de Córdoba, por la parada de Córdoba. Está ahora Revolución, la calle de Nonoalco, la parada de Nonoalco, ahora no sé cómo se llamará, donde estaba la casa de los Serralde, para allá seguía una parada que se llamaba Córdoba. Se llamaban paradas, porque ahí se iba parando el tren. Pues ahí en Mixcoac, mucha gente, mucha gente iba a… que les leyeran las cartas.

De las fiestas en San Juan, me acuerdo de las del 12 de diciembre. Ponían una feria y en la noche… ahí en Mixcoac había una cohetería, y los dueños eran un señor Agustín Pereyra, y él se lucía para el 12 de diciembre en hacer los castillos, ¡ay! eran preciosos, preciosos, unos castillos como nunca se han visto en el zócalo, no, no, eran una cosa muy especial que hacía don Agustín Pereyra, de eso me acuerdo mucho. Ponían puestos de elotes, de tamales, pambazos, todo, todo eso y era muy bonito porque era una fiesta, al mismo tiempo que feria, familiar porque eran puras familias.

La Semana Santa era preciosa, preciosa. El Jueves Santo, iba uno a la visita de las siete casas a San Lorenzo, a la parroquia de Mixcoac… a la Candelaria, a Tlacoquemécatl, a Santo Domingo (ahí me casé yo, nada más que en la capilla de la Virgen del Rayo), a… Actipan, todas esas iglesitas y luego nos llevaban a tomar una nieve exquisita, unas copotas de nieve después de las siete casas. Había una japonesa, una señora japonesa que hacía una nieve muy rica, tenía su nevería en el mercado, en el mero mercado y luego, al día siguiente, el Viernes Santo allí en San Juan era una cosa maravillosa, maravillosa, porque cuando decían el sermón… primero era el Vía Crucis, iba uno a rezar el Vía Crucis… luego el sermón de las siete palabras que empezaba a las doce del día y acababa a la hora que moría Nuestro Señor, que creo eran las tres de la tarde y fíjese que como estaba… ponían la cortina morada tapando el altar, entonces, atrás del altar empezaban a prender luces cuando los rayos y el temblor, hacían el temblor y las luces y cómo moría nuestro Señor y todo. ¡Ay!, era llorar todo el tiempo, llorar y llorar y llorar, entonces sí, ¿cómo le diré?, como que tenía uno más fe, más… se conmovía uno más, ahora, ¿qué hace uno el Viernes Santo? Dígame,¿qué hace? Ay no, ese día sí era un día de luto, de luto total y ya después venía el sermón del pésame a la Virgen. El Sábado de Gloria casi nadie salía porque lo empapaban a uno, se subían a la azotea los chamacos y pasaba uno y … un cubetazo de agua por lo menos se llevaba uno, de agua helada, así es que no salía uno y, luego en las calles, ahí en la calle colgaban a los judas los llenaban de fruta y de cosas, llenaban los judas, los quemaban, tiraban todo de lo que estaba relleno para que la gente lo recogiera, los chamacos… pero a nosotros no nos dejaban salir, porque era peligroso porque había muchos cohetes, echaban muchos cohetes. Era una época ¡muy bonita! ¡Muy bonita! La recuerdo con mucha nostalgia, bueno, en esta época, yo creo que si vivimos diez gentes de las que vivieron esa época, somos muchas, somos muchas, ya le digo…


[Entrevista a la señora Guadalupe Martínez viuda de Ritz, realizada por Graziella Altamirano el 7 de agosto de 2003, en Santa Mónica, Estado de México].

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No es por intrigar pero...

9 de enero de 2014

¿No es extraño que en los noticieros de Televisa hablen sobre esta foto...


... y no mencionen nada sobre esta otra?


ACTUALIZACIÓN:


¡Llegó el juego de moda!¡Ayuda a Lucerito a matar Venados pero cuidado... si no matas los suficientes aparecerá Cristian Castro!

El juego de Lucero o El que porfía, mata venado

El video de Lucerito



Las Profecías de Isaac Asimov para 2014

7 de enero de 2014




Predijcciones de Isaac Asimov, escritor y bioquímico soviético, nacionalizado estadounidense, en Agosto de 1964.


Dialéctica Macuarra - Estúpido y sensual Santaclós

5 de enero de 2014



Al romper furiosamente el envoltorio, el escuincle maldito soltó un alarido como si lo estuvieran capando a machetazos, tomó la caja y la apretó para dar de vueltas mientras sus berridos aumentaban de intensidad.

Era una tableta electrónica, como las que anuncia Laura Bozzo en la madrugada, la que había recibido como regalo de Navidad, no para ayudarlo con sus tareas, sino para jugar todo el día a los Angry birds.

Dos minutos después toca el turno al niño chiquito, más castroso que el grande, quien corre al árbol a tomar el paquete que le corresponde, el cual queda reducido a trizas en segundos para dejar en su lugar un conjunto de pants, playera, chamarra, tenis, un balón, unos guantes y hasta una gorra, todo original y carísimo del Real Madrid, el equipo favorito del morro, quien al ver su presente navideño se echó a llorar y a aventar todo, en un berrinche que ni López Obrador cuando pierde una elección.

Y toda la familia a consolarlo porque el maldito engendro quería un video juego igual o mejor que el del otro chamaco monstruoso, en un intento por hacerle ver que Santa Claus creyó que eso es lo que quería.

Por eso decidí intervenir y decirle que el pinche gordo ése ni existe y que si alguien tiene preferencia entre él y su hermano son sus papás, quienes se encargan de los regalos navideños... para que al vecino no se le vuelva a ocurrir invitarme a su casa a cenar cuando me vea solito en mi departamento viendo porno en 24 de diciembre.

¡Chá!

Mario Manterola

Columna que se pública en el periódico Basta!


Entrevista con Manuel Guerrero, locutor del programa “El club de los Beatles”

3 de enero de 2014

El club de los Beatles” es transmitido de lunes a viernes de 8 a 9 de la mañana en México a través de Universal Stereo 92.1 FM.



Sr. Guerrero ¿Cuánto tiempo con “El club de los Beatles”?

En Universal Stereo tengo 16 años y medio, comencé el lunes 4 de abril de 1994, pero en grupo Radiocentro tengo ya más de 30 años, comencé en “Radio Éxitos” en el 790 AM, aunque en aquél entonces yo solamente tenía participaciones semanales que posteriormente se convirtieron en participaciones diarias, pero Grupo Radiocentro –resumiendo- más de 30 años y en Universal 16 años más los que se acumulen esta semana.

¿Cómo funciona “El club de los Beatles”? Es decir, ¿Quién escoge las canciones que salen al aire y los temas de los que usted habla?

Las canciones son resultado de peticiones de la gente, llevamos un control de peticiones principalmente telefónicas pero también por vía correo electrónico, en base a eso se hace la programación. Los temas a desarrollar, es decir, las noticias, las efemérides, las anécdotas, la información, los datos curiosos esos son preparados por mí, es decir, yo decido de qué se habla en el programa, de qué si y de qué no. Los fondos musicales que se usan en el programa son decisión mía, pero la programación prácticamente la hace la gente, de vez en cuando incluimos algunos temas que son un poco raros –si así les pudiéramos llamar- pero es para darle una manita fresca al programa, tampoco debemos abusar por que la mayor parte de las personas del auditorio siempre quieren escuchar las mismas canciones, te estoy hablando de “Yellow Submarine”, “All you need is love”, “Let it be”, “I wanna hold your hand”, “A hard day’s night”, “Hello-Goodbye”, “I am the walrus” etcétera, hay personas, los menos afortunadamente, que dicen “¡oye es que siempre tocan las mismas!”, pues sí, pero es que cuando variábamos un poco la programación bajaba el rating, entonces va en función directa el rating de lo que estemos tocando, y si la gente quiere escuchar siempre las mismas, pues pondremos las mismas, pero te digo, precisamente a veces se da la variedad con algunas canciones raras o tomas alternas etcétera, canciones en vivo o no muy tocadas para darle gusto a esas pocas personas que gustan de eso y también para tener bien la programación porque al final de cuentas nos debemos al rating y si gran parte de las personas quiere escuchar siempre las mismas, siempre tocaremos las mismas.

Antes de la entrevista, me comentaba usted que era Universitario ¿De qué Universidad? ¿Qué carrera?

Yo estudié en el CCH (Colegio de Ciencias y Humanidades) Azcapotzalco generación 1974, posteriormente entré en lo que aquél entonces era la ENEP (Escuela Nacional de Estudios Profesionales) Cuautitlán en Campo II, lo que ahora es FES (Facultad de Estudios Superiores), estudié la licenciatura en contaduría, y es un orgullo para mí ser universitario, todos mis hermanos son universitarios, mis hijos también son universitarios, mi hija está en la Facultad de Filosofía y Letras y mi hijo está en prepa. Me dio mucho gusto cuando me invitaron del STUNAM para conducir un evento de la orquesta con música de los Beatles en la sala Netzahualcóyotl, fue un gran honor siendo universitario que hayan pensado en mí.

De contador a locutor de radio hay un “largo y sinuoso camino” ¿A qué se debió ese cambio tan radical?

Lo que pasa es que uno tiene ciertas ideas en la vida y de repente llega algún suceso, a mí me pasó en el 79-80 -porque estaba trabajando en mi carrera- cuando se me presentaron dos: El hecho de haber tenido la oportunidad en el radio que siempre me había gustado, no para estudiarlo pero se me presentó la oportunidad sin haberla buscado, y el otro, que mi papá haya fallecido en el 80 y el hecho de haberme pues un poco hartado de la carrera, fueron una serie de factores que se conjugaron para cuando me ofrecieron trabajo de tiempo completo en el radio, es decir, no nada más locutor si no en otras labores de dirección artística, acepté sin vacilar, independientemente de cuestiones de sueldo lo que tú buscas siempre es la realización profesional y se me dio, pero sí, es una cosa muy diferente la carrera, son números contra números musicales, algo completamente diferente, pero afortunadamente aquí estoy.

¿Cuántos años tenía usted cuando fue a concursar en el programa “El concurso por los 64 mil pesos”?

Tenía 13 años y medio fue en enero-febrero de 1972, yo estaba en segundo de secundaria cuando tuve la oportunidad de participar, fui el primer niño en ganar el gran premio de los 64 mil, no el primero en participar, pero si en ganar.

¿Usted recuerda lo que le preguntaron?

Si, la primera pregunta fue la más fácil, obvio, “Por 64 pesos, los integrantes de los Beatles”, la de los 128 “¿Cuál era el primer nombre que habían tenido?” y conforme iba avanzando el concurso las preguntas iban subiendo de dificultad y de valor, 64, 128, 256, 512, 1000, 2000, 4000 hasta los 64,000, las preguntas eran de temas diversos de los Beatles, identificación de canciones, conciertos, nombres, etcétera. La última pregunta fue ¿Cuál había sido la canción que había prohibido la BBC en Inglaterra debido a que contenía referencia a drogas? Y la respuesta era “A day in the life”, y es curioso que me hayan preguntado eso porque hay otra canción de ese mismo álbum que contiene muchisímas más referencias a drogas y la BBC no la tomó como tal que es “Lucy in the sky with diamonds”. “A day in the life” fue censurada por la frase“I’d love to turn you on”.

¿Y esa fue la pregunta más difícil?

No, la más difícil fue una que me hicieron dos sesiones antes preguntándome ¿De qué universidad había sido electo Ringo (Starr) Vicepresidente honoriario? Y la respuesta era de la “Leeds University”, casi todas las demás, te puedo asegurar que un fanático de los Beatles la puede saber, esa tal vez no, lo que sucede es que yo pienso que uno de los méritos que yo tuve, fue el haber decidido enfrentar una situación difícil a los 13 años, ponerte a concursar en un programa de TV a nivel nacional no es tan fácil, lo otro, con ciertos conocimientos de los Beatles cualquier fan las hubiera contestado.

Enrique Rojas le ayudó a usted con este concurso, ¿cómo fue?

Nos conocimos a través del programa, él me habló, uno de los requisitos del programa es que uno daba la dirección y el teléfono para la gente que quisiera escribirme para felicitar o para prestar material, Enrique se comunicó conmigo diciéndome que tenía un libro que probablemente me podía ayudar y en efecto si, era un libro con las letras de las canciones, pero además contaban ciertas historias de cada una de ellas, y yo cuando hablé con él, me di cuenta de que él sabía mucho, y pensé: “si yo llego al último punto del programa le voy a pedir a él que sea mi asesor”, y así sucedió exactamente, en la pregunta de los 32,000 me dijeron que a la próxima semana tenía yo derecho a un asesor lo cual yo ya sabía, y pensé en Enrique, el aceptó y mucha gente me pregunta “¿Te ayudó mucho?” y la verdad es que si, sobre todo en el aspecto psicológico, en el punto en que yo sabía que teniéndolo a un lado iba a ser muy difícil que entre los dos no supiéramos las respuestas. En el último programa, ya que me hicieron las preguntas, todas yo las sabía, pero cuando estuve ahí con él pues me sirvió como un asesor.

Tengo entendido de que usted charló con John Lennon vía telefónica ¿de qué fue esta charla?

En efecto fue por teléfono, el viernes 7 de abril de 1972, y se dio como un premio adicional que la compañía de discos CAPITOL que así se llamaba en aquél entonces, lo que hoy viene siendo EMI Music México, me dio una colección de discos y me regaló un viaje a Los Ángeles para dos personas, yo fui con mi hermano mayor porque yo era menor de edad, me tenía que acompañar un adulto, fueron 4 días y el viernes 7 de abril, como una cuestión adicional, se supone que la compañía me iba a conseguir una entrevista personal con Paul McCartney, a final de cuentas se dio la entrevista telefónica con John Lennon, y fue fabuloso. A él le dijeron que yo era un adolescente que había ganado un concurso de televisión, y él me preguntó cuántos años tenía, cuánto tiempo de fanático de los Beatles, cuánto me había ganado, qué tipo de preguntas me habían hecho, si se me habían hecho difíciles y después de haberle yo respondido todas esas preguntas me dijo “¿Hay algo que tú me quieras preguntar a mí?” Imagínate. Fabuloso. Yo le pregunté nada más lo único que se me pudo ocurrir en ese momento pues estaba yo bastante nervioso, y fue “¿Con quién te sientes mejor para componer, con Yoko o con Los Beatles?” Y me dijo “Con Yoko”, después me pasó con Yoko y me felicitó, me dijo que las preguntas sabía que habían sido muy difíciles –muy educada- pero que yo había respondido bien, que me había preparado y que le daba mucho gusto saludarme, después me pasó de nuevo con John y me dijo “Te voy a pasar aquí a mi asistente para que le des tu dirección porque te vamos a mandar algo”, le di mis datos y aproximadamente a las dos semanas, yo llegando de la secundaria, mi madre me dijo: “Te llegó un paquete”, eran dos discos de vinil, en aquél entonces no había discos compactos, era un paquete de la Apple New York y había una carta adentro de la asistente de John, donde me decía que adjuntos estaban los discos de John y de Yoko “Imagine” y “Fly” y que estaban autografiados como me lo habían prometido, que ojalá los disfrutara escuchándolos, entonces fue un súper regalo para mí, el complemento perfecto a la plática que tuve con John y sobre todo haber podido hablar con él fue de lo más emocionante que haya podido vivir en mi vida.

¿Tiene usted un Beatle favorito?

Si, John. Y no por el hecho de haber hablado con él, curiosamente mis dos Beatles favoritos, si es que se puede hacer un ranking de 1, 2, 3, 4… son los Beatles que ya no están con nosotros: John y George. Siempre he pensado que John fue una persona muy honesta y que nunca se detuvo ante nada para expresar lo que él sentía, y la música que él nos entregó fue muy sincera, no quiero decir con esto que la música de George o la música de Paul o la de Ringo no lo sea, pero John siempre fue una persona muy honesta, y defendió sus creencias, su amor con Yoko lo defendió a capa y espada, entonces sí, es John mi Beatle favorito.

¿Su disco favorito?

Si, “Abbey Road”, el último. Yo considero 4 de sus discos, los mejores: “Rubber Soul”, el “Sargento Pimienta”, el “Álbum Blanco” y el “Abbey Road”, te los dije en orden cronológico, pero si me pones a escoger uno, me quedo con “Abbey Road” simplemente fabuloso.


¿Tiene una canción favorita?

Se llama “There’s a Place” (Hay un lugar), de su primer álbum. Si me preguntas porqué, te diré que siento a veces que esa canción me la hubieran compuesto a mí ¿por qué? Porque se acomoda mucho la letra a como yo soy, y el sentimiento con el cual la cantan y la tocan es maravilloso, me identifico mucho con esa canción. En el libro que te decía que Enrique me prestó, había dibujos de fanáticos interpretando las canciones de los Beatles y en esta, había un dibujo de John y sus pies dan vuelta hacia atrás y se mete a través de unas escaleras a su mente, eso es de lo que habla la canción, un viaje hacia sí mismo, ese lugar es la mente de cada uno. Es una canción muy reflexiva, se acomoda a lo que yo pienso, pero sobre todo el sentimiento, toda esa unión es fabulosa, por eso es mi canción favorita.

¿Le gustan los covers de canciones de los Beatles hechos por otros artistas?

Cuando la canción original es buena, creo yo que resiste cualquier tratamiento, aunque habrá algunos que me gusten más que otros, o algunos que no me gusten del todo. Los de salsa que acabo de poner el Lunes pasado en el programa, los puse como algo alternativo. Instrumentalmente Santo y Johnny Farina son muy importantes dentro de mi desarrollo en la carrera de los Beatles, como otros que se llaman los “Hold Reach Strings” son maravillosos, pero hay muchos discos donde hay songbooks, donde muchos artistas desde Rod Stewart, Tina Turner, Los Bee Gees, quien sea, interpretan canciones de los Beatles, y hay unas que se van más arriba y creo que hacen su aportación, una que me gusta mucho es “Lucy in the sky with diamonds” con Elton John, me fascina esa versión, creo yo que aporta. Si me gusta si se le aporta algo nuevo a la canción igualmente brillante o si está bien hecho el cover. Son más los casos que me gustan que los que no.

¿Por qué Los Beatles siguen siendo tan vigentes musical, cultural y comercialmente hablando?

Cuando los Beatles estaban muy arriba de su popularidad les preguntaron ¿A qué creen su éxito? Y ellos dijeron “No lo sabemos, de saber, agarraríamos a 4 cuates y nos convertiríamos en sus managers y tendríamos el dinero sin tener que estar trabajando”. Yo creo que es una pregunta muy difícil que tal vez ni los sociólogos, ni psicólogos ni musicólogos se han podido contestar, es como cuando la gente pregunta ¿Porqué se separaron los Beatles? Fue una combinación de factores. Creo yo también que en el caso de por qué los Beatles son un símbolo muy presente en la música es porque llegaron en un momento muy correcto, con un mensaje correcto y estaba tanto el emisor, como el medio, como el receptor en empatía total para que llegaran los Beatles, John no era el mejor guitarrista, Paul no era el mejor bajista, George no era el mejor requintista y Ringo no era el mejor baterista, pero los 4 juntos interpretaban buena música, vocalmente eran excelentes, componían que eso era algo muy raro en los grupos de aquél entonces, tocaban bien, componían excelsamente, cantaban bien y tenían un carisma muy especial, si combinas estos factores yo creo que nos da la respuesta, y el hecho de que es un mensaje positivo y que no hay otro grupo que no haya tenido ese impacto, hay grupos muy buenos, a mi me gustan obviamente no estoy cerrado, soy fanático de los Rolling Stones, de Creedence Clearwater Revival, de Led Zepellin, de Deep Purple etcétera, toda esa música me gusta a mí, pero para mí, siempre van a estar debajo de la música de los Beatles, creo que los Beatles están en un lugar aparte y que la gente entiende eso y si lo vivió en aquella época, quiere recrearlo. Les interesaba a la juventud de los 60 de los 70, de los 80, de los 90 y ahora a la del nuevo milenio y es un fenómeno que creo yo se seguirá dando, y cuando no estén ni Paul ni Ringo se acrecentará aún más por el hecho de que es un grupo que no solo ya no existe si no que tampoco ninguno de sus integrantes.

La gente del extranjero se sorprende de que México sea el único país donde se transmiten dos horas diarias de música Beatle.

Si, es el único país que tiene transmisiones ininterrumpidas de canciones de los Beatles desde 1964. Llegaron a ser 3 horas y media en Radio Éxitos, si, les impacta en cualquier parte del mundo y ahora con el internet pues es fabuloso porque puedes llegar a donde sea.

¿A usted le gustaría más tiempo?

No, creo yo que está bien, Enrique una hora y yo la otra, siempre hay que dejar a desear más. Hay muchas personas que insisten en una tercera hora como se daba antaño para que los que no los puedan oír a medio día, ni en la mañana, lleguen en la noche a escucharlos, pero siempre hay que dejar así, ¿te imaginas? Son 10 horas de Beatles a la semana, creo que es suficiente, siempre hay que dejar a desear un poquito más, yo sé que mucha gente no va a estar de acuerdo conmigo diciendo “no, yo definitivamente si quisiera más” pero por lo pronto no, o que fueran los sábados y yo les digo “no, déjenos descansar tantito” y además los Beatles son ingleses, hay que hacerlos ingleses, de lunes a viernes solamente.

(Entrevista realizada en 2011)

Feliz Año Nuevo 2014

2 de enero de 2014