Verdadero milagro
Por el Padre José de Jesús Aguilar, subdirector del área de Radio y Televisión, de la Dirección de Comunicación Social del Arzobispado de México.
La actual sede de la Secretaría de Hacienda fue en donde ocurrió la aparición y no en el cerro del Tepeyac, ni en sus alrededores, donde la Virgen de Guadalupe quiso estamparse en un humilde ayate. Pocos conocen el lugar donde, según la tradición, quedó plasmada la imagen de la Guadalupana en la tilma de Juan Diego.
Esto sucedió en el número 4 de la actual calle de Moneda, a un costado del actual Palacio Nacional de la Ciudad de México. Hasta allí envió la Virgen a Juan Diego para solicitar que se le construyera un templo en el cerro del Tepeyac.
En la calle de Moneda habitaba Fray Juan de Zumárraga, porque era la sede del palacio episcopal. Juan Diego entró por primera vez al lugar el sábado 9 de diciembre. Aquel día, muy temprano, se dirigía a escuchar el catecismo en el convento franciscano de Tlatelolco cuando, al pasar por el Tepeyac, se le apareció la Virgen María.
Ella lo mandó ante el obispo para que, en su nombre, solicitara la construcción de un templo para escuchar las oraciones y súplicas de todos sus fieles. Sin embargo, el obispo no pudo atender al enviado porque debía preparar todo lo necesario para la celebración dominical y le pidió que regresara después.
Al día siguiente, el domingo 10, Juan Diego regresó al palacio episcopal y expresó con detalle la solicitud de la Virgen. El jerarca lo escuchó con atención pero le dijo abiertamente que no podría creer en su dicho si no recibía una señal divina y que, si verdaderamente se trataba de un mensaje de la Virgen, ella no tendría inconveniente en dársela. Juan Diego regresó al cerro y comunicó a la Señora del cielo el mensaje del obispo. Como ya era tarde, la Virgen prometió darle la señal al día siguiente.
Sin embargo, Juan Diego faltó a la cita porque cuando llegó a su casa encontró a su tío Bernardino muy grave y se dedicó a cuidarlo. Lamentablemente, en la madrugada del martes 12, su tío empeoró por lo que Juan Diego corrió hacia Tlatelolco en busca de un sacerdote que le diera el sacramento de la unción y le ayudara a bien morir.
Pensando en que la Señora del cielo podría entretenerlo, rodeó el cerro pero la Virgen le salió al encuentro. Con toda delicadeza le anunció que su tío estaba sano y, luego, le pidió que subiera al cerro a cortar rosas. Juan Diego colocó las flores en su ayate y, pensando que esa era la señal, las llevó a la casa del obispo. Cuando desplegó la tilma, las rosas fueron cayendo al suelo mientras iban estampando la imagen de la Guadalupana.
Actualmente el lugar es un museo de la Secretaría de Hacienda.
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