Por Sergio Romano.
Mi padre era filósofo, en el buen sentido de la palabra, por aquello de que ahora los entrenadores de football tienen su “filosofía”, y hay una “filosofía” de las bandas gruperas.
José Romano Muñoz si era filósofo: tenía título de Doctor en Filosofía, y leía, escribía y enseñaba filosofía y sus amigos eran filósofos. Se llevaba muy bien con Eduardo García Maynez, con Luis Recasens, con Eduardo Nicol y su discípulo favorito era Leopoldo Zea, pero aunque amigos, no estimaba demasiado a Samuel Ramos, y José Vasconcelos fue su compadre.
Pero él y todos sus amigos tenían dos ídolos: Antonio Caso y José Gaos.
El maestro Caso les regaló a sus discípulos (mi padre incluido) la demolición del positivismo, el descubrimiento de Henri Bergson, el historicismo de Wilhelm Dilthey y sobre todo el Método Fenomenológico de Edmund Husserl.
Y el maestro Gaos: llegado de España con la ola generosa de la República española en el exilio, trajo a México un cúmulo de ideas nuevas, en especial el pensamiento novedoso de su maestro José Ortega y Gasset.
Caso fue el precursor y Gaos fue el fundador de la nueva filosofía en México.
Conocí a Gaos y me parecía el prototipo del intelectual: un asturiano sobrio, seco, austero y generoso al hablar, siempre en tono de maestro.
Y un día apareció una sobrina suya, Mayté, en plena oleada de roqueritos nacionales del tipo de Enrique Guzmán y Angélica María. Una noche, en un programa de Telesistema Mexicano, supongo que por 1960, cuando ella “triunfaba” con su estúpida canción de “Tomás que feo estás”, Paco Malgesto le preguntó por su tío el filósofo.
“Ay si, pobrecito de mi tío Pepe; puro pensar y nada de ganar. Yo gano mas en un día con mi música que él en un año”, dijo la güerita insulsa.
Y era cierto: el enseñar, el crear, el servir, el dejar huella no dejaba dinero ni jamás lo ha dejado.
Y está bien: son reinos separados el del espíritu y el de la materia.
Pero creo que hay límites: ¿cómo es posible que un patán de cuarta como el portugués Cristiano Ronaldo, cuyo único mérito es patear bien un balón de fútbol gane 13 millones de dólares anuales?
Y qué decir de los cantantillos de moda o los narcos que medran con la muerte ajena, en contraste con un maestro universitario del tipo de Miguel León Portilla.
Lo malo es que cada vez mas la sociedad premia a los que divierten, a quienes por su gracejo o su fuerza física (en el caso de los deportistas multimillonarios) nos entretienen, haciéndonos saber que lo estulto, lo intrascendente, lo superficial está por encima del espíritu humano.
Por eso Eric Kahler habla de la catástrofe de la modernidad.
2 comentarios :
Decía uno de mis maestros de la prepa que entre más sabia es una persona más sencilla y generalmente no utiliza sus conocimientos para vivir de ellos y busca otras formas. A ellos les gusta compartir sus conocimientos con todo el mundo.
Einstein decía que el conocimiento deberia transmitirse de la manera mas sencilla posible, como si se le explicara a la abuela y creo que sobre todo en temas muy complicados hace falta quien pueda hacerlo de esta manera.
La astrónoma julieta Fierro era buena para explicar las cosas hasta que se institucionalizó y se volvió solemne.
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