El teléfono que lo tiene todo... a medias.
Tiene cámara....pero es VGA
Tiene grabadora de audio... pero graba mal
Tiene señal Telcel... . pero se escucha bajo
Tiene modo silencioso... pero no tiene vibrador
Tiene manos libres... pero el micrófono se escucha pésimo
Tiene radio... pero necesita audifonos para funcionar
Tiene batería... pero dura poco
En el sitio web de Alcatel hay muchos manuales de usuario... menos para este modelo
Tienen servicio técnico via web... pero no resolvieron mi problema
y lo peor...
Tiene conexión USB pero solo funciona para recargar la batería NO SIRVE PARA DATOS
Si quieren meterle música o alguna otra información solamente le quitan la tapa, la batería, la memoria Micro SD y la conectan directo en su computadora.
Elegí esta marca por que mi teléfono anterior era Alcatel y nunca dió lata, hasta que falló por el uso cotidiano.
Al buscar el reemplazo de la misma marca me encuentro que la calidad de sus equipos no Android ES PÉSIMA
Contacté al soporte técnico y solo me respondieron "USE CABLE DE DATOS, NO DE CARGA", con mucha amabilidad, eso si
Y me pidieron llenar una encuesta para "mejorar el servicio", creo no les gustó lo que respondí por que ya no recibí contestación.
Solo quiero decirle a Alcatel que las marcas que no cuidan su calidad terminan por bajar sus ventas... ¿Verdad Nokia?.
Lo positivo
La lámpara enciende.
No compren Alcatel 1050A
18 de julio de 2018
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Sueños de Cassette
8 de julio de 2018
De todas las muchas cosas que he perdido en la vida, aquella a la que más extraño es una vieja cinta magnetofónica con etiqueta y revestimiento blancos, recibida de manos de mi tío, a mis cuatro años. Un cassette para grabar. Eso fue en 1980.
No creo que nadie distinto a mí lo tenga presente, y dudo que a alguien más pueda resultarle interesante, pero por muchos años ese simple artefacto constituyó mi más preciada posesión.
La caja plástica rectangular en donde mis primeros grandes afectos estuvieron almacenados. Tenía un logo muy típico de aquel tiempo, con la marca ‘Compact Cassette’ y algunos gráficos futuristas muy propios de su tiempo.
Comencé a interesarme en serio por la existencia de algo llamado artes musicales debido a dos eventos importantes. Uno fue mi asistencia a una función de la película ‘Flash Gordon’ en el teatro Royal Plaza, en cuya escena principal aparecía Sam J. Jones, su protagonista, sobrevolando el cosmos en una especie de motocicleta aérea mientras se oía la canción de Queen compuesta para tales efectos, y salvando la Tierra.
La otra fue un sencillo al que oí sonar por Radio Fantasía (de Álvaro Monroy Guzmán) con el patrocinio de Disco Club (todas las ondas en música), titulado ‘Whip it’ e interpretado por Devo. Ambos sucesos están -sin duda- en la lista de sucesos relevantes de infancia.
Aún en el FM bogotano no había más que dos posibles opciones, a saber, la acartonada Radiodifusora Nacional de Colombia (a donde el destino me llevaría 20 años después) y la entonces estilizada Caracol Stereo. Por tanto la Amplitud Modulada seguía moldeando las predilecciones musicales de quienes oíamos radio.
Un día -gracias a ello y sin que nadie me lo enseñara- me di a la tarea autodidactica de aprender a maniobrar la grabadora Silver con vúmetros y agujas del tío. Supe que Radio Fantasía estaba en los 1550 del AM, y me convencí de que nadie en el planeta tenía mejor voz que el señor Monroy Guzmán, cuyo rostro no alcanzaba a imaginarme.
Todas las ondas en música
A través de Fantasía fui oyente y testigo de los milagros de la radiodifusión y de la perpetuación del sonido a través de los soportes grabados. De la mágica posibilidad de dejar registro de lo ocurrido una vez ello ya no fuera más. Sólo hacía falta oprimir la tecla adecuada.
Desde entonces -a mi regreso del Jardín Infantil Federico Froebel, y tras ver el capítulo diario de Plaza Sésamo- dediqué mis tardes de largo ocio a ubicarme frente al mencionado dispositivo para esperar a que emitieran las canciones de las que gustaba.
Oía ‘Pilot of the airwaves’, ‘I can’t tell you why’, ‘Keep on loving you’, ‘Don’t stand so close to me’, ‘Games without frontiers’, o el tema de ‘Los Dukes de Hazzard’, y algunos otros clásicos cuyos nombres podría recitar sin mucho trabajo. Y me aprestaba a oprimir el botón de pausa, siempre en atenta espera, para volverlo a accionar, con el propósito de registrar los éxitos del momento.
Fue tal mi pasión que mi tío (13 años mayor que yo) terminó por regalarme uno de sus preciados cassettes, para que en mi afán infantil pudiera hacerme a las melodías de mi gusto.
Así las cosas comencé a destinar mis sábados, no a oír Canticuentos, sino a menesteres un tanto más impropios para mi edad. A la juiciosa grabación de ‘Las 100 fantásticas’. A la atenta espera, para llevar precisos registros de los listados de aquel lejano entonces. A imaginarme cómo demonios era ‘El patico discotequero’. Y a rogar porque el señor Monroy Guzmán no activara el pisador ese de ‘Fantasía’, en medio del punto más orgásmico de la canción.
No obstante, y puesto que no siempre alcanzaba a desactivar la mencionada pausa a tiempo, en muchas ocasiones alcanzaron a colárseme cuñas, cápsulas, empates y material de autopromoción, a los que con el tiempo comencé a apreciar tanto como a la música misma.
Mi primer cassette
El primer cassette prensado que compré fue de Devo, precisamente, y llevaba por título ‘New tradicionalists’. Me decepcioné al oírlo porque ‘Whip it’ no estaba por ahí, aunque ‘Working in a coal mine’ y ‘Through being cool’ comenzaron a rivalizar con la primera por mi favoritismo. Fue un regalo de mi mamá, adquirido en el almacén Discos Bambuco de Unicentro. Al dependiente, sin duda, debió resultarle inusual mi petición.
Ya en mis días de colegio (justo dos años después) tomé la costumbre de llevar ese mismo cassette (el que me había regalado mi tío, siendo aún un párvulo, con el audio de Radio Fantasía) para fanfarronear.
Creo que alguna vez, sin notarlo, lo dejé caer de mi maleta. Y así fue cómo mi más incunable recuerdo terminó por desembocar en ese lugar a donde se van esas cosas que no conocen el camino de vuelta. Todavía hoy me culpo por haberlo extraviado.
De consuelo me regalaron la primera edición en LP del ‘Llena tu cabeza de rock’ prensada en Colombia por la CBS, en 1982, en donde estaban ‘Working for the weekend’, de Loverboy, y ‘You drive me crazy’, de Shakin’ Stevens, mis dos cortes favoritos del álbum.
Y aunque comencé desde entonces a coleccionar discos de larga duración, durante la mayor parte de mi infancia y mi juventud mis más grandes fetiches siguieron siendo los cassettes.
Cassettes grabados de radio, en donde los compases iniciales de las canciones solían estar cortados por mi escasa capacidad de reacción a los estímulos auditivos o por la antesala protocolaria del DJ. O con canciones extraídas de discos prestados, después de muchos ruegos elevados ante el cosmopolita compañero de colegio que iba a Inglaterra o a Estados Unidos y llegaba con algún compilado de ‘chart busters’ para suscitar toda nuestra envidia.
En 1984, gracias a la generosidad de mis y abuelos maternos, quienes viajaron al Cono Sur en algún momento del año, fui bendecido con una especie de grabadora portátil Sony -muy pequeña y equipada con la posibilidad de registrar el sonido ambiente- así como también lo que proviniera de la radio incorporada de la que disponía.
El fetiche
Ya desde antes yo grababa todo cuanto podía. Mi voz improvisando canciones, en un inglés que no eran más que sonidos onomatopéyicos balbuceantes y sin significado. O salía con una grabadora de reportero a las calles para aturdir a algún transeúnte con mis preguntas.
O llevaba registros de los programas de Hernán Orjuela, o de Leslie Abadi en HJJZ. De la identificación horaria del ‘Time on my hand’ de Fantasía. De la versión traducida simultáneamente de ‘We are the world’ de Radio Tequendama. De los entonces ’30 Superéxitos de 88.9′, presentados por Carlos Alberto Cadavid.
Del insomne y solemne “Escucha: hay magia en el aire”, también en su voz, que con ‘Total eclipse of the heart’ identificaba la ‘canción de medianoche’ de 88.9. De la transmisión de ‘Los 10 mejores de la música’ en simultánea por esta frecuencia. Del ‘sonido láser: el sonido del futuro, de Stereo 1-95 FM’ en los 94.9. Del ‘American Top 40’, de Casey Cassem.
Y más adelante del ‘Top 40 Radioactiva’. De los ‘Surcos del pop’, de Caracol Stereo. De ‘Vía 103.9’, transmitido todos los domingos en directo desde la ciclovía. De Willi Vergara y su ‘Roots, rock reggae’, y de Troller y su ‘Último tren a Londres’. De Radio Tequendama y su ‘Six Ten AM de la Capital”.
También de algunos otros espacios aún menos cercanos a mis intereses de generación, tales como el ‘Ayer moderno’ de Radio Reloj, presentado por Juanito Monroy, los ya agonizantes capítulos de ‘La ley contra el hampa’, los consejos para el corazón de doña Hilda Strauss, o los clásicos de la guasca en presentación del legendario y ya fallecido Ciego de Oro. Me entusiasmaba la idea de no dormir para grabar cosas del radio.
Mi infancia y mi adolescencia, hasta bien entrados los 90 del siglo XX, fueron una constante compilación de cassettes en los que quedaron consignadas algunas de las cosas que más quiero. En donde hice mis propias compilaciones caprichosas de mis bandas favoritas, siempre apoyado en el equipo estereofónico y en el tornamesa Sansui de la casa.
Hubo tantos cassettes a los que amé.
Alta infidelidad
Los recuerdo de muchos colores y características. Desde los Sony de color verde, lanzados al terminar los 70, hasta los Pioneer negros de principios de los 80.
Desde los Maxwell verdes del comienzo de dicha década hasta los Sony azules del final. Desde los Normarh hasta los Sankey baratos. Desde los Pioneer transparentes del mediados de los 90 hasta los más costosos y exóticos -los metálicos y los de óxido de cromo (lujos que en ocasiones nos permitíamos)-. Los C-60. Los C.90. Los C-120 (cifras estas correspondientes a la duración de cada uno y proporcionales al grosor de la cinta).
O los Maxvall, profano remedo de los Maxwell, hechos en Pereira. Todos los ‘decks’ (así se llamaban) tenían tres modos: “Normal, High y Metal. Y los más sofisticados contaban con la cuarta opción de Cro2. Algunos los resumían como Type I, Type II, y Type III. Y con otra buena cantidad de referencias que hoy parecen un código cifrado de terrorista aéreo.
¡Y sonaban tan bien! La mayoría venía provista de unos autoadhesivos para etiquetarlos, y de una cartulina para numerar la lista de canciones contenidas.
La costumbre de entonces consistía en de acudir a la generosidad de alguna compañera de colegio con buena letra, para que nos ayudara a marcarlos, aunque ello implicaba el tener que deletrearle los títulos de las canciones en inglés, para que no fuera a equivocarse. Escribir una palabra en forma incorrecta no estaba admitido por los códigos de ética de los melómanos. Los más creativos solíamos hacer nuestras propias obras pictográficas de vanguardia, con ‘flumasters’, sobre su superficie, y atemorizantes representaciones personales del muro de Pink Floyd, de la lengua de los Stones o del rayo que separaba a las siglas AC/DC.
Y llegó el 88
Dos de los años de mi vida a los que recuerdo con más nostalgia fueron 1988 y 1989. Por ese entonces quise ser mayor, tan solo para hacerme ‘disc jockey’ y tramitar mi licencia de locución. Pero sólo tenía 12.
Oír a Jorge Marín, a Alejandro Villalobos, a Tito López, a Andrés Nieto, a Willi Vergara, a Daniel Casas o a Andrés Durán (estos tres últimos, los más grandes), me hacía pensar que no había sobre la tierra profesión más entretenida y digna que la de compartir mi música con el resto de la humanidad.
De entonces debo tener unas 10 ó 15 grabaciones de mí mismo tratando de sonar como ellos. Empatando una canción de Bananarama con otra de The Who. Haciendo mi propio ‘Zoológico de la Mañana’ o contando mi propia historia musicalizada de los Beatles, con entrevistas tomadas del audio del documental televisivo ‘The Compleat Beatles’.
Esa era mi esperanza profesional. Trabajar en ‘LP Loca Pasión’ o en ‘FM Stereo’, con Enrique París, Tulio Zuluaga, y Luz Elena Villegas. Cubrir los conciertos de Miguel Mateos y Prisioneros. Representar a don Fulgencio y a Carlota. Ir a los Grammy. Ser, como Fernando Pava, el jefe y el único miembro activo de la Academia Nacional de Artes y Ciencias de la Grabación. Ser el rey de la fiesta en ‘Disco Nice’, con Tulio Zuluaga, Chucho Benavides Show y su High Energy.
No sé si hoy el mundo me importa menos o si olvidé cómo sorprenderme, pero dudo que la radio bogotana vuelva a vivir semejante momento. Y no creo que Pacho Cardona, Juanita Kremer o Montoya tengan el talante de quienes les precedieron hace 20 años.
Un ‘walkman’ por cerebro
Tener un ‘walkman’ y contar con un arsenal de cassettes bien grabados fue en los 80 y en los tempranos 90 del siglo XX un emblema de grandeza. ¡Cómo olvidar aquellos días en los que celosos resguardábamos nuestras cintas de la posibilidad de que alguien se atraviera a copiarlas mediante algún artefacto con doble cassettera de última tecnología!
Mi creciente interés por los Beatles (de los que me hice fanático en 1984, a mis ocho) y a quienes debo mucho de lo que soy, me fue llevando, de manera gradual a rechazar las corrientes mayoritarias del momento.
Conocer al maestro Luis Villa Hinojosa -quien pese a tener 23 me hizo su amigo- me condujo por senderos progresivos ajenos a aquellos a los que los de mi edad me convocaban. Me encontré con Genesis, con Gentle Giant y con Jethro Tull. Alan Parsons, a quien conocí por el ‘Eye in the sky’ de 1982, era mi segundo favorito. Y así, a medida que mi posición se iba radicalizando, mis cassettes tomaron un cariz más oscuro, inspirado en lo que yo imaginaba que estaba sonando en los bares a los que aún no podía entrar.
Me hice cliente de los vendedores de cintas de la calle 19. Y me convertí en comprador habitual de discos importados, de álbumes de segunda y de grabaciones piratas, marcadas con regleta y vendidas en San Andresito o en las casetas del Centro, por lo general decoradas por la silueta de una guitarra. Títulos correspondientes a artistas que no sonaban en radio. Y que me hacían sentir exótico e inteligente. Serú Girán. León Gieco. The Animals. Iván y Lucía. Ultravox.
Era de quienes se negaban a prestar sus cintas de Siouxsie and the Banshees, de Jesus & Mary Chain, de The Cure, de Sex Pistols o de The Smiths, porque ello habría de ‘caspearlas’ (fea expresión a la que no acudiría si no fuera tan diciente, ilustrativa y dotada de fuerza histórica). Ingenuo, me creía parte de una excepcional élite ‘underground’ del buen gusto musical. Pero no me arrepiento.
¿Quién no recuerda las cintas mal grabadas de rock argentino, cuyo sonido opaco hacía más difícil el sentir amor alguno por estos sonidos un tanto exóticos ¿O lo aborrecible que podía parecernos oír a Air Supply por su extrema blandeza o a Silvio Rodríguez, por su extrema mamertada?
El rito de la cinta
Qué buenos eran los cassettes. Qué bueno era ese contacto fetichista con la música análoga. Sufrir al término de la cinta (a los 28 minutos) para que cupiera esa última canción y contar los surcos del disco o los segundos, esperando que ello fuera posible. Sumirse en el ritual maravilloso de desenredarla, ayudándonos con un lápiz.
Proteger el material contra borrado, removiendo las pestañas plásticas ubicadas a ambos lados de su esquina superior. Encontrar grabadoras en las que los cassettes debían introducirse al revés. Comprar un ‘walkman’ autoreversible o un Sony Sports y alardear de su revestimiento a prueba de agua.
Desatornillar los cassettes para refaccionarlos, en un desesperado intento por no perder su contenido. Aprender el truco de cortar la cinta arrugada y luego volver a pegarla con cinta adhesiva.
Repararlos, cuando la fina tira metálica recubierta por una plaquita de fieltro se hundía o cuando el fieltro se le despegaba. Enderezar la lámina de cobre que había debajo. Evitar comprar cassettes sin tornillos porque eran irreparables.
Aprender que una de las formas de diferenciar al lado A del B, si éstos no estaban marcados, era fijarse en cuál de los dos tenía los necesarios tornillos al frente.
Quejarnos del mal sonido después de haber regrabado 10 veces, o de grabar a partir de una copia de una copia de otra copia. O incurrir en la tendencia esquizofrénica y automática de adelantar o a atrasar la cinta para volver a oír, en ‘loop análogo’ la canción que más nos gustaba. Limpiar las cabezas con un copito de algodón o con un cassette especial destinado a tal fin. La temida desmagnetización.
Sufrir la angustia de ver tus cintas atascándose en el radio del automóvil, porque extraerlas de ahí era un proceso riesgoso de alta ingeniería cuya realización requería de manos expertas. Quejarse porque dichos pasacintas carecían la opción de Rec (pues al fin de cuentas los vehículos estában hechos para movilizarse y no para grabar música).
Esconder los audífonos de la vista del profesor, porque en algunos colegios el reglamento ordenaba decomisarlos.
Ponerse de uno de los dos lados en medio de las luchas entre los bandos tropicalistas en los paseos de colegio para definir si debía optarse por un cassette de merengue o de hard rock en la ruta al Zoológico de Santa Cruz. Por si debíamos acompañarnos por los New Kids o por The Cure. O por Wilfrido o Quiet Riot. O por Ricardo Arjona o los Stone Temple Pilots. Fueron días de conflictos.
Autorreversible
Cuando llegó el disco compacto y comenzamos a vernos abrumados por esa suerte de invento del futuro, cuya apariencia se acercaba a nuestra percepción estereotipada de lo que habría de ser el siglo XXI, que aún nos parecía lejano, el cassette comenzó a perder brillo.
Y ello empezó a hacerse evidente cuando, por ejemplo, se inventó esa especie de dispositivo idéntico a un cassette convenciona, con el que el que el reproductor de discos compactos de automóvil podía conectarse por cable al de las cintas.
Al principio, amparado en argumentos ingenuos me negué a considerar como un hecho el que un día el cassette fuera desplazado por el CD. “En los discos no se puede grabar -me consolaba pensando-. En los cassettes sí”. “Los discos compactos son mucho más costosos que los cassettes”. No obstante el mercado y su crecimiento impredecible me silenciaron. Y a mí mismo, abrumado por la nueva generación de discos compactos grabables comenzó a dejar de importarme.
Hoy dudo que la mayoría de quienes lleven menos de 15 a cuestas tengan idea siquiera de cómo demonios se maneja tan anacrónico e impráctico dispositivo llamado cassette. Dudo que sepan que cuenta con dos caras y que algunos reproductores de última generación alcanzaron a disponer de un sistema para reconocer las pausas entre canciones. Eso lo hacía mi deck Sansui de 1982.
Creí, como muchos que el DAT sería su noble sucesor. Pero eso no fue así. Ya para 1997, llevar cassettes grabados era un anacronismo, que más que excentricidad parecía denotar pobreza. A no ser, por supuesto, que aún fueramos aspirantes a músicos llevando sus demos hasta las generosas manos de Héctor Mora, para que él, sin arrogancias, los hiciera sonar en ‘4 Canales’ de 99-1.
Hoy todos defienden al vinilo. Pero pocos recuerdan a su hermano menor y menos afortunado, el cassette de antaño.
El archivo
Aún mis sueños de cassette siguen almacenados en una nevera color naranja de los 60, adaptada para bodega. Aguardando por el día en que decida transubstanciar su espíritu magnético al digital, para que no se queden ahí, muertos, como testimonio de la radio, los sonidos y las canciones viejas que oímos hace 20 ó 35 años.
Los más antiguos y valiosos se me perdieron. No tengo en mi colección ningún registro de Radio Fantasía, ni de Tequendama, ni de la entrañable HJJZ. Tampoco de mi voz aún infantil.
Pero aún me aferro al anhelo de que alguien en la tierra los haya guardado. Eso espero. Eso quiero creer.
Para que una vez nos vayamos, el mundo sepa que ellos acompañaron las tardes misántropas de adolescencia de muchos de los que hoy tienen mi edad, o son mayores que yo. Que ellos fueron la banda sonora de esos días, mezcla de incertidumbre y ambiciones aplacadas por la severidad de los días y los años, adormecidos y sobrellevado por nuestros desaparecidos sueños de cassette.
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Felicitaciones de Maradona
3 de julio de 2018
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Acustik llega la radio de la CDMX a través del 560 de AM
18 de junio de 2018
Grupo Acustik, una empresa del Sur-Sureste, conviene con Grupo Radio Digital su ingreso a la Ciudad de México, la joya de la radio nacional, y para ello contrata a los populares Javier Solórzano, Brozo y Fernanda Tapia.
La industria de la radiodifusión mexicana escucha cada vez con más fuerza el nombre de un nuevo actor. Sus primeras señales se empezaron a oír en el Sur-Sureste de la República hace más de un lustro y desde ahí han ido expandiéndose al resto del territorio nacional. No es un grupo radiofónico comandado por principiantes, sino por empresarios muy reservados que contratan a estrellas del micrófono, se alían con radiodifusores locales o compiten en licitaciones de AM/FM del IFT para avanzar. El más reciente de esos ingresos ha sido en la Ciudad de México para conformar pronto una nueva cadena nacional de radio.
Su ingreso al mercado de radiodifusión más importante de todo México también ha sido de manera discreta: Grupo Acustik entró a la radio capitalina desde la primera orilla de la banda de amplitud modulada hace unas semanas; a través de Radio Chapultepec 560 AM, controlada por Grupo Radio Digital, pero cuyos acuerdos comerciales con Acustik empatan en los planes de ésta de construir en el corto plazo una red de alcance nacional con alrededor de 150 estaciones, entre propias y afiliadas, transmitiendo sus productos y a las que pretende llevar las voces de reconocidos líderes de opinión, de música en radio o del entretenimiento masivo.
Grupo Acustik fichó al reconocido periodista Javier Solórzano, que en la capital ya transmite cada tarde desde una emisora de escaso rating y mala recepción como lo es el 560 de AM. También sumó al conductor Víctor Trujillo, quien aparece por las tardes-noches en las pantallas y bocinas de Acustik con su personaje Brozo; los comunicadores Fernanda Tapia y Alejandro Cacho forman también parte de su parrilla y para asegurar el contrato con éste último, el grupo se alió con el periódico El Heraldo de México donde escribe Cacho.
El grupo es un jugador de radio, televisión y multimedia. Está atrás del perfil La Neta Noticias en Facebook, con 8 millones de seguidores. En su página web institucional presume un alcance de 35 millones de mexicanos a través de todos sus canales de comunicación y aunque su origen estuvo en Quintana Roo, acaba de abrir una oficina en la Ciudad de México, sobre Paseo de la Reforma, donde le faltaba incursionar.
Previo a su arribo a la capital, ya había construido una red más allá de las 40 estaciones propias gracias a la licitación IFT-4 del Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT), en las que la empresa participó como el postor Akustik Media, S.A.P.I. de C.V., con los empresarios Erika Fernández Goya, Pablo Gutiérrez Fernández, Rafael Manuel Obregón Carrera y Edgar Ernesto Hendricks Rubio como líderes del grupo; y de esos ejecutivos también compitieron por frecuencias del IFT como integrantes del postor Escápate al Paraíso, S.A. de C.V.
De Cancún a Chihuahua, de Veracruz a Culiacán o de San Luis Potosí a Oaxaca, Grupo Acustik ha ido construyendo de manera muy discreta su red nacional de emisoras sobre 18 estados. Sólo le faltaba un espacio en el Valle de México. En esta plaza, el espectro disponible para nuevas estaciones de radio es escaso, aún con las modificaciones técnicas al tamaño de los anchos de banda que funcionan como separaciones entre estación y estación.
La autoridad reguladora ha confirmado que en el corto y mediano plazos no tiene pensado licitar espectro para AM y FM en la capital del país, por lo que un interesado en entrar a este negocio en la ciudad tendría que hacerlo a través de la modalidad del arrendamiento de una frecuencia, la compraventa de tiempo aire o con la absorción definitiva de una emisora ya en operación.
En cualquier caso, las opciones son diversas. Grupo Acustik podría interesarse por un canal digital de otro grupo radiofónico en la banda de FM, en caso de que su interés sea expandirse más allá de las ondas de Radio Chapultepec. Grupo Radio Centro, el IMER y Grupo Radio Fórmula ya cuentan con canales HD de los que pudiera echar mano el Grupo Acustik.
https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Acustik-llega-la-radio-de-la-CDMX-a-traves-del-560-de-AM-20180212-0058.html
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Me cae bien Toño Esquinca
9 de junio de 2018
Me cae bien por que la radio debe ser rebelde, al estilo de Adrian Cronauer de "Buenos dias Vietnam" o Howard Stern,
Que lo que diga puede ser adecuado o no, eso es otro tema.
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la Mujer Lobo Mexicana
13 de mayo de 2018
Los restos mortales de Julia Pastrana, conocida en vida como “La Mujer-Lobo”, arribaron al hangar del gobierno del estado en el Aeropuerto de Culiacán, Sinaloa; siendo luego llevados a la cabecera municipal de Sinaloa de Leyva en donde se les dió sepultura.
El ataúd blanco adornado con un ramo de flores, fue recibido en el interior del hangar y permaneció herméticamente cerrado, de acuerdo con las condiciones acordadas entre la Universidad de Oslo y el gobierno del Estado de Sinaloa.
Julia Pastrana, fue una mujer mexicana nacida en algún lugar de la sierra de Sinaloa, que se autoexhibía durante el siglo XIX en Europa. Ella nació en el seno de una tribu de nativos llamados “Root Digger”, indios “buscadores de raíces”, que vivían en la zona occidental de México.
Tenía hipertricosis o “síndrome del hombre lobo”, es decir, su rostro y su cuerpo estaban cubiertos totalmente de pelo negro y lacio. Sus orejas y la nariz inusualmente grandes y sus dientes eran irregulares. Charles Darwin se refirió a ella en los siguientes términos:
«Julia Pastrana, una bailarina española, era una mujer extraordinariamente fina, pero tenía una gruesa barba y frente velluda. Fue fotografiada y su piel puesta en exhibición. Pero lo que nos concierne es que tenía en ambas quijadas, superior e inferior, una irregular doble hilera de dientes. Una hilera colocada dentro de la otra, de lo cual el doctor Purland tomó una muestra. Debido al exceso de dientes, su boca se proyectaba y su cara tenía la apariencia de la de un gorila.»
Sus mandíbulas fueron estudiadas por el Real Colegio de Cirujanos de Londres.
ATRACTIVO CIRCENSE
En su juventud, Julia trabajó como sirvienta de la familia del gobernador del Estado Federal mexicano de Sinaloa, Pedro Sánchez, hasta que en abril de 1854 decidió volver a su tierra natal. En el camino de regreso conoció al norteamericano M.Rates, quien enseguida vio el negocio y ese mismo año Julia marchaba a EEUU. Su primera aparición como fenómeno de circo tuvo lugar en 1854, en el Gothic Hall de Nueva York.
Pronto marchó a Cleveland con un nuevo “manager”, por no decir amo, el señor Beach. El Doctor S. Brainer, que allí la conoció, la llamó una “especie distinta”. Asistió a grandes bailes y galas militares, se dice que los soldados hacían cola para bailar con ella. Después viajó a Londres, en este momento su “manager” era Theodor Lent. Antes de llegar fue anunciada por los periódicos como “La indescriptible”[]. La imagen que daban de ella era la de una mujer feliz, contenta con su situación que, decían, le gustaba, viajar, guisar y coser. En sus espectáculos además de mostrar su rareza, Julia bailaba y cantaba en español y en inglés.
En 1857, después de Londres, Theodor Lent había apalabrado más espectáculos en Alemania, pero allí se encontró con problemas ya que las autoridades no aprobaban el espectáculo. Theodor presentó a Julia como actriz de teatro, pero la obra fue cancelada y el teatro clausurado después de tan sólo dos representaciones, sobre la base de que era una obra inmoral y obscena.
Por esta época recibió muchas proposiciones de matrimonio, pero en una entrevista realizada por una publicación alemana (Gartenlaube) le preguntaron por qué había denegado todas aquellas proposiciones, a lo que respondió que ninguno de los pretendientes era lo suficientemente rico. En realidad, Julia había acumulado mucho dinero y finalmente fue Theodor el que le pidió el matrimonio en 1857.
«Julia Pastrana fue una bailarina española, una mujer extraordinariamente fina, pero que tenía una gruesa barba y frente velluda./George Wick
MUERE Y SE CONVIERTE EN MOMIA
Se casaron y siguieron la gira por Austria. En Viena Theodor le obligó a pasar exámenes fisiológicos bastante exhaustivos y le prohibió salir a la calle durante el día. En 1859 quedó embarazada. En Moscú, durante una gira en 1860, Pastrana dio a luz a un bebé con «características similares a las suyas». El bebé falleció a las 35 horas de nacer y Pastrana murió por complicaciones posparto cinco días después. Tenía 26 años de edad.
Lent no abandonó la gira y contactó con el profesor Sukolov de la Universidad de Moscú al que finalmente le vendió los cadáveres de su esposa e hijo. Sukolov decidió momificar ambos cuerpos y los expuso en el Instituto Anatómico de la Universidad de Moscú. Como atrajeron tantas visitas, Lent decidió reclamar aquellas momias. Así se inició un proceso judicial que Lent ganó, al presentar su certificado de matrimonio con Julia.
La momia de Julia fue robada en 1979, pero almacenada en el Instituto Forense de Oslo después de que el cuerpo fuera reportado a la policía, pero no identificado. Se identificó en 1990 y permaneció en un féretro sellado en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Oslo desde 1997./Youtube
La momia de Julia fue robada en 1979, pero almacenada en el Instituto Forense de Oslo después de que el cuerpo fuera reportado a la policía, pero no identificado. Se identificó en 1990 y permaneció en un féretro sellado en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Oslo desde 1997./Youtube
Primero intentó poner las momias en funcionamiento en el mundo del espectáculo ruso, pero le denegaron el derecho, alegando que aquello no tenía nada que ver con fines científicos. Así que en 1862, solo dos años después de que Julia muriese, decidió volver a Inglaterra donde no le ponían ninguna restricción a su espectáculo. Pronto la fama decayó y finalmente alquiló las momias a un museo itinerante de curiosidades. Posteriormente, las momias desaparecieron de la vista del público.
EL RETORNO A MEXICO
Aparecieron en Noruega en 1921 como propiedad de un tal Mr. Lunds, que las incorporó a su “cámara de los horrores”. Durante la ocupación alemana en 1943, se ordenó que dicha colección se destruyese, pero Mr. Lund consiguió persuadir a las autoridades alemanas de que la “Apewoman” (mujer mono) iría bien para las arcas del III Reich. Julia y su hijo se exhibieron por los territorios alemanes ocupados.
Las momias estuvieron en exhibición hasta 1970, cuando hubo una protesta durante una visita de los EE. UU. y se retiraron de la vista al público. Unos vándalos irrumpieron en las instalaciones de almacenamiento en agosto de 1976 y mutilaron la momia del bebé. Los restos fueron consumidos por ratones. La momia de Julia fue robada en 1979, pero almacenada en el Instituto Forense de Oslo después de que el cuerpo fuera reportado a la policía, pero no identificado. Se identificó en 1990 y permaneció en un féretro sellado en el Departamento de Anatomía de la Universidad de Oslo desde 1997.
En abril de 2012, la universidad noruega se comprometió a devolver el cuerpo de Julia a México. El 7 de febrero de 2013, sus restos fueron entregados a autoridades mexicanas y depositados en el Cementerio Histórico del Estado de Sinaloa, en un acto de honestidad, dignificación y respeto a los derechos humanos./cementeriosdemexico.blogspot.com
En abril de 2012, la universidad noruega se comprometió a devolver el cuerpo de Julia a México. El 7 de febrero de 2013, sus restos fueron entregados a autoridades mexicanas y depositados en el Cementerio Histórico del Estado de Sinaloa, en un acto de honestidad, dignificación y respeto a los derechos humanos./cementeriosdemexico.blogspot.com
En 2004, el Senado de Noruega recomendó que se inhumaran los restos de esta mujer, pero el Ministerio de Ciencias decidió conservarlo para que en el futuro los científicos pudieran estudiarlos. Sin embargo, para tener acceso a sus restos se debía obtener un permiso especial, que sólo se otorgaba a quien demostrara verdaderos intereses científicos.
En abril de 2012, la universidad noruega se comprometió a devolver el cuerpo de Julia a México. El 7 de febrero de 2013, sus restos fueron entregados a autoridades mexicanas y depositados en el Cementerio Histórico del Estado de Sinaloa, en un acto de honestidad, dignificación y respeto a los derechos humanos.
Al recibir los restos de Pastrana, la directora del Instituto Sinaloense de Cultura, María Luisa Miranda Monreal, dijo que para Sinaloa “este es un día muy importante, porque este es un acto humanitario”.
http://www.eleditor.net/donde-descansan-los-famosos/vida-pasion-y-muerte-de-la-mujer-lobo-mexicana/
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Malas prácticas de Grupo Radio Centro
5 de mayo de 2018
Un desplegado firmado por seis grupos radiofónicos informa que GRC influye en las mediciones de audiencias, al ofrecer dinero en efectivo a los radioescuchas.
Seis de los grupos más poderosos de radio en México acusaron a Grupo Radio Centro (GRC) de manipular las encuestas de audiencia a favor de sus estaciones, con el pago de dinero en efectivo a los radioescuchas entrevistados por diarios y agencias de medición de rating.
Grupo ACIR, Imagen Radio, MVS Comunicaciones, NRM Comunicaciones, Televisa Radio y Grupo Radio Fórmula publicaron un desplegado señalando las supuestas acciones de GRC y para ello expusieron el caso en que el locutor Antonio Esquinca exhortó desde los micrófonos de Alfa 91.3 FM a sus escuchas a decir y a escribir comentarios en portales de periódicos que su estación de preferencia pertenece a Radio Centro.
Esta estrategia, dijeron los seis grupos que por separado cuentan con cadenas nacionales de más de un centenar de emisoras, “es una irrefutable muestra de los intentos de manipular los resultados de los estudios de medición de audiencias de radio, a favor de las emisoras de Grupo Radio Centro y en contra de las mejores prácticas sobre investigación de mercado, la industria de la publicidad y la radiodifusión en sí misma (…) Nos manifestamos en contra de estas prácticas, a favor de la unidad y el sano crecimiento de la industria de la radio en México”.
De acuerdo con audios divulgados por Radio Fórmula, el locutor Antonio Esquinca, uno de los más populares en la radio capitalina, dijo al aire que “si usted tiene estos diarios que repartimos en diferentes puntos de megalópolis en los que se le pregunta qué estación oye, mientras más escriba que escucha usted todos los días desde las seis de la mañana hasta la una de la tarde Alfa 91.3, más dinero se le va a pagar a usted cuando recojamos el diario".
Desde Radio Fórmula criticaron estas acciones y añadieron que pese a ellas, GRC no cuenta con el poder de influencia en la radio de la Ciudad de México con sus conceptos musicales como sí otros lo consiguen otros grupos que hacen radio hablada.
Tomado de: https://www.eleconomista.com.mx/empresas/Acusan-malas-practicas-de-Grupo-Radio-Centro-20180502-0029.html
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Conveniencia
3 de mayo de 2018
"Mientras no haya plata todos somos bolcheviques".
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La política según Kevin Arnold
26 de abril de 2018
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Homero Simpson llega a Orizaba
18 de marzo de 2018
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Recupérese
6 de marzo de 2018
- Me entero que don Héctor Martínez Serrano fue operado de emergencia la tarde del viernes. Desconozco de qué intervinieron al muy escuchado locutor, pero mientras redacto esta colaboración me entero que la operación fue exitosa y que está recuperándose. Mi madre, que es su radioescucha más fiel, desea fervorosamente que recobre la salud y vuelva pronto a su legendario programa Buenos Días, pues dice que cuando él no está “el programa no sabe igual”.-
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Mala Suerte
22 de febrero de 2018
Escuchaba el Panda Show y lo quitaron.
Escuchaba Radio Mojarra y lo quitaron.
creo que comenzaré a escuchar la Hora Nacional".
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Rubén García Castillo
8 de febrero de 2018
Locutor de La Mano Peluda estrena programa en Radio Mexiquense
Rubén García Castillo, último locutor de “La Mano Peluda”, regresó a la radio desde el 5 de febrero.
De acuerdo con Carlos Aguilar, director de Radio y Televisión Mexiquense, el programa que lleva por nombre “Historias del más allá”, se transmitirá en vivo de lunes a viernes de las 22 a las 24 horas, con una retransmisión en su primera semana a la medianoche por televisión.
García Castillo dijo sentirse muy contento de reencontrarse con el público que lo ha seguido por años con la reapertura del espacio a una parte de la cultura mexicana como son las historias o leyendas narradas por el auditorio.
La transmisión se puede seguir por el canal 34.1 de televisión abierta en el Valle de México, así como por Sky, Izzi, Total Play, Megacable y Cablecom.
En radio se puede sintonizar la frecuencia 1600 en AM y el 91.7 en FM en el Valle de Toluca, así como el 1080 AM en el Valle de México y la Ciudad de México, además mediante la app y por internet se puede seguir la transmisión.
Mas información:
https://www.sdpnoticias.com/enelshow/television/2018/02/05/llego-el-dia-se-estrena-historias-del-mas-alla-este-5-de-febrero
Para escucharlo en vivo
http://www.radioytvmexiquense.mx/Radio.php
Para escuchar los programas grabados:
http://www.radioytvmexiquense.mx/Historias.php
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Gracias Radio Centro
28 de enero de 2018
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Muere La Mano Peluda
19 de enero de 2018
2018 cobra su primera víctima.
La noticia sobre el fin de La Mano Peluda se dio a conocer durante el programa emitido el jueves 11 de enero. El show de radio transcurrió de manera normal hasta que, antes del último corte comercial, el conductor, Rubén García Castillo, dio a conocer la decisión.
«Hoy fue un día funesto para nosotros, nos dieron a conocer, luego de 22 años y casi 5 meses de duración, que La Mano Peluda llega a su fin. Agradezco al universo peludomaniaco, muchas gracias por haber estado con nosotros», dijo el conductor.
"La noticia nos hace sentir tristes, acongojados, llega el momento en el que dices 'chin, ya no tengo gran cosa que hacer en este mundo en cuanto a la comunicación', te vas cayendo, vas entrando a un duelo, es una muerte, una muerte interna, alguien se te murió ¿Y qué se te murió? tu personalidad, tu programa", dijo el conductor Rubén García Castillo a El Universal.
La Mano Peluda inició transmisiones en 1995, a través de la cadena Radio Fórmula, en las estaciones 104.1, de FM, y 970, de AM.
Cuenta la leyenda que 'la Mano Peluda' llegó a su fin cuando estaba a punto de cumplir sus 23 años de vida.
Grupo Fórmula no quiso aclarar las razones que le llevaron terminar la emisión del programa. Fue uno de los pocos espacios radiofónicos en el país nutridos casi en su totalidad por la audiencia.
Sin importar si las historias eran verídicas o no, cada noche los radioescuchas sintonizaban el programa con relatos que quitaban el sueño.
La producción estuvo a cargo de Georgina Avilés Ulloa e Ignacio Muñoz Montes de Oca.
Fuentes:
http://www.chilango.com/ocio/termina-la-mano-peluda/
http://www.elfinanciero.com.mx/after-office/cuenta-la-leyenda-que-la-mano-peluda-llega-a-su-fin-luego-de-22-anos-al-aire.html
http://www.animalpolitico.com/2018/01/mano-peluda-relatos-terror/
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Tierra Santa
7 de enero de 2018
No deja de sorprenderme que en Jerusalén, la ciudad donde nació, no quieren saber de Cristo...
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