Un ángel que escucha la Zeta

11 de noviembre de 2022

 

Eran las 11 de la noche, debajo de una lluvia interminable y completamente mojado hasta los huesos, esperaba un Taxi para regresar a casa, ya tenía una hora esperando al mencionado transporte público.

 

El Sitio de Taxis "Oficial" y "Decente" del Hospital deja de funcionar a las 6:30 de la tarde (¿Por que será?).

 

Fuera del Hospital Fernando Quiroz, en la Calle Canario, a partir de las 8 de la noche, comienza a bajar la circulación de autos, y por supuesto, de Taxis. 

 

Los Taxis que pasan después de esas horas generalmente pasan ocupados o no quieren detenerse....y con lluvia menos.

 

Los únicos que pasaban "continuamente" eran unos Microbuses con un letrero que decía "LA ARAÑA", habrían sido el sueño de Gabriel Vargas, el autor de la Familia Burrón, por que el Micro no iba lleno, iba "Hasta su mad...",

 

Varias enfermeras y personal hospitalario subían a este pintoresco y singular transporte por la puerta de atrás (Con razón siempre estaban de malas).

 

Algo dentro de mi decía.....¿Realmente crees que va a pasar un Taxi en estas condiciones?.

 

La Lluvia seguía y la única iluminación eran los focos de la reja de entrada de ambulancias.

 

Como tenía pase de 24 horas pensé en regresar al Hospital y dormir en la Sala de Espera, como lo había hecho en múltiples ocasiones, pero estaba demasiado mojado y no podía darme el lujo de enfermarme.

 

El tiempo pasaba y yo completamente desmoralizado.

 

Pensé... ¿Por que carajos no llevaron a mi familiar al Darío Fernández que me queda a unas calles de la casa, y en lo personal, nunca me ha servido de nada, por que las veces que he necesitado de ellos me niegan el servicio.

 

Vi a través de los lentes, que para entonces ya nadaban en agua, la luz del "copete" de un Taxi.

 

Sin mucha fe le hice "la parada".

 

Para mi sorpresa el auto se detuvo, abrí la puerta y el conductor, muy amablemente, preguntó hacia a donde iba, al decirle la dirección no se negó, no la hizo de tos.

 

El auto estaba limpio, con el tarjetón en regla y el taximetro en lugar visible.

 

NUNCA escuché la estación de Radio "La Zeta" tan celestial como en esa ocasión. Su música grupera era como un cántico del paraíso que inundaba el interior del Taxi seco y tibio, mientras veía pasar por la ventana los lugares tan "gachitos" que hay en la lateral del Periférico.

 

En las bocinas escuché la inconfundible voz de Arturo Flores anunciando "Laaaaaaaaaaa Zeeeeeeeeeeeeeeeeta",  la misma voz que escuchaba cuando Joven en Estéreo 97.7.

 

Al llegar a casa COBRÓ LO JUSTO aunque le pagué un poco mas en agradecimiento, pude entrar a casa, bañarme y cambiar de ropa. 

 

Gracias señor Taxista, que Dios lo bendiga.

 

 

4 comentarios :

Mirón dijo...

PERDÓN, EN QUE ESTADO DE LA REPÚBLICA PASÓ ESTO?

Checo dijo...

Sucedió en un pequeño pueblo cerca de la frontera, su nombre es Tacubaya´s County

Dunkix dijo...

También existen los taxistas de vocación, los que les gusta su trabajo.

En alguna ocasión con mi papá y mis hermanas tomamos un taxi, yo no me dí cuenta hasta estar adentro: el chofer iba vestido de payaso. Nos ofreció refresco, chicles, y dulces. Por seguridad yo no acepté y esperaba que mi papá y mis hermanas tampoco. Mi papá lo agradeció pero no los aceptó. Respiré tranquilo. El taxista iba platicando con mi papá.

Al llegar al destino mi papá preguntó "cuánto era", porque no llevaba taxímetro. El taxista respondió "Lo que usted quiera darme".

Es muy grato encontrar este tipo de personas, y más cuando todo parece jugar en contra de uno. A pesar de la desesperanza estos detallitos de la vida nos permiten seguir confiando en la humanidad. A veces nosotros mismos o alguien más somos los ángeles de otros, pero no nos damos cuenta.

Checo dijo...

Dun:

Y también existe el lado contrario.

Había un Taxi que daba vueltas al Hospital y al cual le faltaban detalles en la pintura "autorizada". En el mundo ruletero le llaman "Pirata":

En el interior tenía una iluminación violeta, escuchaba reguetón, enviaba mensajes "extraños" a sus amigos por el celular y tenía el taximetro alterado además manejando imprudentemente.

Buscaba algún incauto necesitado a quien ofrecer sus servicios.

Tuve la "dicha" de tomarlo alguna vez y cuando bajé de la unidad casi me tiro al piso para besarlo.

Creo lo manejaba Darth Vader.

Que miedo.