La Silla Mataegos

19 de agosto de 2015



Hoy la televisión ha acabado con la popularidad de voces, pero sobre cualquier persona habla en televisión sin licencia para hacerlo. Antes para hablar en radio o tv se necesitaba licencia de locutor. La tipo A permitía hacer comerciales y se les otorgaba a quienes tenían títulos universitarios o de estudios superiores. La tipo B era para los que sólo estudiaron bachillerato. Todos los aspirantes eran sometidos a pruebas de voz y sobre todo, de cultura general.

Para esto les daban un cuestionario de 200 preguntas, en español, inglés, alemán francés y de acuerdo a la pronunciación era la calificación. Como verán, estimados lectores, los locutores eran hombres preparados, que sabían hablarle con respeto al público. Hoy la popularidad del locutor no existe. Las únicas voces que identifican los capitalinos son la que grita "hay tamales oaxaqueños..." o la voz horrible de la señora que se oye por todos lados que dice "Se compran estufas, refrigeradores". Esas son las voces populares de esta capital. Vamos p"atrás.

Ahora que hablé de la XEW reconozco que el artista cuando está en la cima se vuelve quisquilloso, prepotente, sangrón y piensa que todo lo merece.

Contribuye para esa actitud que lo reconocen hasta los perros callejeros y entonces dicen: "yo soy Juan Camaney y aquí nomás mis chicharrones truenan" y en esa creencia los cantantes y músicos que se proyectaron con la XEW se volvían exigentes y hasta molestos. Fue por eso que don Emilio Azcárraga Vidaurreta mandó a construir la silla mataegos. Esa silla medía en su base como 1.50 y el respaldo casi llagaba al cielo. El caso es que se creían que este planeta no los merecía y don Emilio, abuelo de Azcárraga Jean, me dijo, un día que me mostró la silla en el quinto piso de Televicentro (hoy Televisa), justo en el despacho de don Emilio: "Un día me vino a ver Agustín Lara y a gritarme que él quería no sé qué tantas pendejadas. Le dije "Agustín, súbete a esa silla. Súbete. Ya ves que te cuelgan los pies y ¿sabes por qué? Porque no tienes los pies en el suelo, en el piso, en la tierra. Vete a trabajar"". Al parecer la silla se salvó del terremoto de 1985. Se dañó y me informaron extraoficialmente que la silla fue reparada y que está "vivita y coleando". Trataré de investigar dónde está, pero desde luego debe ser una pieza de museo. ¡Qué lástima!


Chucho Gallegos

(Lupita Olais le decía "Chocho" Gallegos de cariño)




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