El Locutor

6 de enero de 2012


A principios de los 80s, escuchaba un locutor por las noches en Radio Chapultepec y con su participación cerraba transmisiones la estación.

Era un programa que, respetando el formato de la estación, entre una canción y una melodía, sacaba llamadas al aire del auditorio.

Empleados, estudiantes, amas de casa, secretarias, llamaban para platicar lo sucedido durante el día.

En aquellos tiempos la mayoría de las estaciones eran musicales o grabadas, así que escuchar voces EN VIVO y hablando de asuntos cotidianos me tenían atrapado noche a noche en el 560 de AM.

Pasaron algunos años, y al terminar la escuela y por un extraño juego del destino, en el grupo radiofónico donde hice el servicio social encontré al locutor, si, el mismo que escuchaba en Radio Chapultepec. Llegaba de vez en cuando a grabar participaciones, lo cual me dio gusto pero nunca mencioné nada, simplemente por que no se presentó la oportunidad y él era muy reservado.

Después de mi primer guión y el cual tuvo un éxito arrollador (en mi casa, por que de todos mis conocidos y familiares a los que les avisé NINGUNO lo escuchó) escribí un segundo guión y me sentí honrado al saber que el locutor antes mencionado participaría en la grabación.

Pero el día de la grabación llegó de malas.

Cada quien grabó su parte (después se editaba y se colocaba en órden) y al tocarle el turno al locutor se quedó callado. Miró el texto y dijo:

- Este guión es una porquería, cada día están peor - y lo aventó a la cara de la asistente de la productora, las hojas cayeron regadas por la alfombra.

Se hizo el silencio de este lado del vidrio, vimos a la asistente agacharse al suelo para recoger los papeles y todos volteamos al mismo tiempo para ver a la productora. Ella respiró profundamente y apretando el botón del talkback pidió al locutor que hablaran fuera del estudio.

Yo sabía que el guión no estaba mal, no por que fuera un escritor excelente, si no por que todos los guiones pasaban por el filtro de la jefa y en eso era muy profesional, la vi rechazar montones de guiones, si el mio no era bueno, tampoco era incomprensible. Para decirlo claramente: era aceptable.

Algo platicaron entre ellos, que ya no pude escuchar, y después de un rato, cada uno regresó a su lugar para continuar la grabación sin mayor contratiempo.

Nunca supé por que estaba molesto, tal vez le retrasaron los pagos por tramites burocráticos (algo que casi nunca sucedía) o de plano había tenido un mal día, pero lo que me quedó claro, es que los locutores eran seres humanos.

5 comentarios :

Anónimo dijo...

Me pones a pensar tanto o más que la razón que te asiste, Checo.

Abrazo... humano.

Guzmán

Barbie B dijo...

=)

Dunkix dijo...

Parece que por fin este año no asaltaron a los reyes magos...

Radióvoro dijo...

Éjele Luis Dunkix, lo que pasa es que ya los habian asaltado desde diciembre je je je (por aquello del buen fin)...Checo: Los Locutores También lloran!(cuando se dan un martillazo en el pulgar por ejemplo, ja ja ja), Erick Guzman un abrazo y mi agradecimiento siempre amigo, que tengas un excelente año, mucha salud y mucho éxito, Barbie un feliz año y saludotes je je je

Checoblog dijo...

Guzmán:

Es bueno ser grande, pero es mas grande ser bueno.

Que tengas un excelente 2012.

Gracias por seguir en sintonía
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Barbie:

:-D
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Dunkix:

¡Muy cierto! Problemas técnicos y de salúd me hicieron romper la tradición :(

Creí que ya no cargaba los peregrinos

Jaja.

No es cierto.
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Mr. Radioman:

Cuando niño mis papás fueron voluntarios en una iglesia por lo que siempre me quedó clara la naturaleza humana de los sacerdotes, algunos tenían buen carácter y otros eran insoportables (hasta los escuché decir picardías) lo que no me pasó con la gente de radio. Siempre los vi como llegados de otra galaxia.

ïdeas que tiene uno.