Amores que matan

12 de agosto de 2012



Una vez me dijo un viejo hombre de mar:

-Hace treinta años, un marinero escapó con mi hija. Y maldije en mi corazón a ambos, pues amaba a mi hija más que a nada en el mundo. No mucho después el joven marino se hundió con su barco hasta el fondo del mar y con él mi hija amada. Y ahora míreme como el asesino de un joven y una esposa. Fue mi maldición la que los destruyó. Y ahora, en camino hacia mi tumba, busco el perdón de Dios.-

Esto dijo el anciano. Mas, sus palabras sonaban petulantes, y parece que aún se enorgullecía del poder de su maldición.


La Maldición por Gibrán Jalil Gibrán

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